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Es el año 1995 y la banda de rock "Sunset Curve" formada por Luke (Charlie Gillespie), Alex (Owen Patrick Joyner), Reggie (Jeremy Shada) y Bobby (Taylor Kare) está a punto de cumplir el sueño de actuar en una de las salas de conciertos más reputadas de Hollywood: el Orpheum. Sin embargo, una desgracia golpea al grupo justo antes del recital y el proyecto no llegará nunca a realizarse.
25 años más tarde, en el mismo garaje donde "Sunset Curve" ensayaba, la estudiante de secundaria Julie (Madison Reyes) encuentra un CD del grupo. Su natural melomanía la llevará a reproducir dicho CD con la consiguiente aparición de Luke, Alex y Reggie convertidos en fantasmas. ¿Qué les ocurrió a los tres chicos antes del ansiado concierto en el Orpheum? Lo iremos descubriendo a lo largo de los primeros episodios.
Julie perdió su pasión por la música y por la vida después de que su madre muriera el año anterior. La presencia de los fantasmas, por paradójico que suene, la traerán de vuelta a la vida con la formación de una nueva banda de música: "Julie and the Phantoms". Los detalles y el recorrido sobre cómo unos cuerpos etéreos pueden ser percibidos por el ojo y el oído humano lo reservamos para aquellos que decidan darle una oportunidad a la serie.
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CRÍTICA DE LA SERIE JULIE Y LOS FANTASMAS - CEC SERIES
Una serie infantil no es precisamente lo que más excitación nos provoca. A pesar de haberse estrenado el jueves 10 de septiembre, tardamos un tiempo considerable en echarle un vistazo. Sin la esperanza de encontrar nada especial, o ni siquiera de ser merecedora de una crítica, con mucha desgana y a regañadientes, finalmente le dimos al play.
El colosal resoplido que nos (des)motivó la "boyband" de rock casi fue suficiente para saltarnos la regla de los 3 episodios. El cuarteto de guapos jugando a ser subversivos, levantando la patita y marcando bíceps de adolescente hormonado por poco nos juega una mala pasada.
La introducción de la serie a lo que es "Julie y los fantasmas" no es buena para captar a un máximo de público. Pese a todo, algo retuvo nuestra atención.
El nacimiento de una sensación de alegría empezó a expandirse por el torso y fue colonizando todas las extremidades del cuerpo. El cerebro estaba produciendo naturalmente endorfina (la hormona que nos hace sentir felices) y dopamina (responsable de la motivación y el placer), algo que ya habíamos experimentado con "Bandish Bandits" de Amazon Prime. En este caso, estamos ante un registro musical muy diferente pero que engatusa por igual nuestros sentidos convirtiendo la ojeada en visionado.
¡Y cayeron los 10 capítulos sin pestañear!
Al frenético golpe de cadera, a los ritmos pegadizos y a una banda sonora que por lo menos es original (no una lista de reproducción de Zoey con recopilación de las mismas canciones de siempre), se le suma el carisma de la actriz principal Madison Reyes. Con tan solo 16 años, se come la pantalla. Destacamos sus actuaciones musicales. Sólo tenía 14 años cuando se realizó el casting y hela aquí, sobre el escenario, acompañada de un innato desparpajo. Para muestra, los vídeos que incluimos al final.
Recuperando un estilo "Punky Brewster" que siempre nos ha parecido excéntrico pero personal y característico, percibimos una voluntad de quitarle peso a la hipersexualización contemporánea de los niños. Nos gusta el toque de inocencia que le devuelve cierto decoro y timidez a las producciones infantiles. Después de la cagada de Netflix con "Cuties" más les valía aflojar el ritmo.
Aromas de "Casper" que se conjugan con el clásico protagonizado por Demie Moore y Patrick Swayze en "Ghost", una pizca del carácter Soleil Moon Frye adobado con los ingredientes típicos de cualquier producción para adolescentes y tenemos la obra musical "Julie and the phantoms".
Chicos y chicas que se buscan sin encontrarse, un amor que va naciendo a pesar de su imposibilidad, los dramas familiares de los personajes que siempre van faltos de madre, de padre o de ambos, la envidia y los celos de los guapos y guapas y la conquista de la pantalla por aquellos cuya belleza se halla en el interior... Julie cumple religiosamente con todos los clichés del género.
Nada nuevo y sin embargo... El director y coreógrafo ganador de premios Emmy y DGA Kenny Ortega (High School Musical, Descendants) y el coreógrafo Paul Becker (Descendants, Mirror Mirror) nos sacuden el ánimo e infunden una dosis extra de buen rollo. ¿Por qué negar el placer sin culpa de dejarse hechizar por "Julie y los Fantasmas"? Esto sí que es un "FEEL GOOD" en toda regla.
¡¡¡NETFLIX, QUEREMOS UNA SEGUNDA TEMPORADAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!