Arte y belleza se conjugan moldeando la magnificencia del resultado final.
Basada en la novela homónima de Jessie Burton publicada en 2014, 'La casa de las miniaturas' es una ficción inglesa que ya nos maravilló cuando Filmin España tuvo la consideración y osadía de traerla a nuestro país en febrero de 2018.
Tal y como ya informado por CEC Series, el próximo 25 de Enero de 2020 la cadena de pago española COSMO la estrenará en televisión y la pondrá a disposición de más público, iniciativa que no podemos hacer otra cosa que aplaudir.
Nos vamos a Ámsterdam en pleno siglo XVII y acompañamos a Petronella Oortman "alias Nella" (Anya Taylor-Joy) una joven que ha acabado de contraer matrimonio con Johannes Brandt (Alex Hassell) un rico comerciante sobre el cual las autoridades de la ciudad no tienen control de ningún tipo. Este será el mayor orgullo de Brandt y razón por la cual su imperio se verá seriamente en peligro. Los habitantes del nuevo hogar de Nella son la hermana de Johannes, Marie Brandt (Romola Garai) una beata y calculadora mujer soltera cuyo recorrido ha transurrido entre lo impío y lo decadente. Completan el capítulo de personajes sus criados Cornelia (Hayley Squires) y Otto, un esclavo de color azabache y por ello tan temido como examinado contemplativamente.
CRÍTICA DE EL BAZAR DE LAS MINIATURAS DE CEC SERIES
Cada familia es un mundo que atestigua de una historia oculta heredada de un sin número de generaciones anteriores, y por la cual somos lo que somos. Como regalo de bodas, Petronella recibe de su esposo una casa en miniatura que ella tiene que decorar. Para ello se pone en contacto con un extraño miniaturista que parece no existir. Éste la provee con los ornamentos solicitados por correo y con algunos más que la irán guiando hacia las verdades enterradas de esta familia. ¿Quién es este extraño miniaturista que parece conocer mejor las entrañas de los Brandt? ¿Un espía, un acosador, un brujo? Los secretos de la familia Brandt al descubierto que pueden conducirla a su propio hundimiento.
Unas miniaturas que se aventuran a poner de manifiesto la verdad oculta encerrada entre las paredes de un caserón y que, como si de una ficción se tratara, desnudan los hechos de subjetividades. Para eso sirven las fábulas, para entender un escenario despojándolo de revestimientos emocionales. Con la frialdad del espectador y con la mirada escudriñando los rincones ocultos de las relaciones humanas, los cuentos actúan como un sistema que aisla los hechos de las emociones. Éstas nos enturbian o encandilan la racionalidad pero con la observación y desde un punto de vista externo se puede, en condiciones ajenas a nuestras pasiones, llegar a vislumbrar la verdad sin tintes de esperanza o sin manchas de tipo alguno.
Gracias a la ficción (a la buena ficción cuyo cometido es ESCARBAR y darnos claves para nuestra la vida real) somos capaces de entender con mayor precisión los hechos coyunturales que nos atañen, tanto a nivel personal como social. Por ello, reivindicamos el hecho de ser críticos e inflexibles con las ficciones que nos quieren hacer pasar gato por liebre, y pagarles con la misma moneda.
'La casa de las miniaturas' conforma un ejambrado ejemplo de cómo las pasiones humanas logran tomar posesión de nuestra entereza y rebajar nuestra integridad al improperio escombroso de las cumbres borrascosas del subsuelo, al hundimiento de los valores y al abandono total de la belleza natural y original del interior de cualquier ser humano.
Una serie de duración tan mínima como sus miniaturas: 3 colosales y magníficos capítulos que, en la escasez de sus 60 minutos (hubiésemos querido más, mucho más), quiebran los diques de los esplendorosos canales por los cuales navegan cómodamente estos personajes inundando nuestra percepción de alegría como las calles de la ciudad que los acoge.
Una serie tan recomendable como la mejor literatura de la historia. Arte y belleza se conjugan moldeando la magnificencia del resultado final.