La comprensión del humor chino todavía no ha llegado a Europa, cuando eso pase el mundo habrá terminado: Pamela CHU
"La novia fantasma" es peor que un chiste malo pues éste, por lo menos, está impregnado de nuestra nada sutil agudeza cultural. La fantochada de la serie, queremos decir teatrillo, que Netflix nos trae directamente desde la "Chinese Democracy" de "Guns and Roses" se pone a la fila, la última, de lo más malo que hemos visto de la plataforma con diferencia y sólo sobrepasada por un estreno del que no hicimos si siquiera el esfuerzo de escribir: la francesa "Hasta que amanezca".
Nos vamos al estudio de la Malaca colonial de finales del siglo XIX. Con unos decorados más propios de las artes escénicas que de las cámaras, el etiquetado "made in China" también es extrapolable al bajo grado calitativo de su ficción seriéfila.
Todo esto para decir que es más mala que el sebo, que cuando los chinos en la pantalla se aventuran en la comicidad el resultado es percibido como un exabrupto mal pronunciado. Chino e hilaridad no pasean de la mano, por lo menos en la apreciación occidental de lo que es el humor. ¿O sí? ¿Alguien asocia chino a risa? Nunca dijimos que las monerías de Jackie Chan nos arrancaran siquiera una mueca en las comisuras.
Floja no, lo siguiente. Li Lan ha recibido una propuesta de matrimonio algo peculiar de la adinerada familia Lim: ser la "novia fantasma" de su hijo recién fallecido cuyo espíritu deambula por la tierra y cuya caracterización y maquillaje es lo único que podemos aplaudir.
Si Li Lan aceptara convertirse en la esposa del muerto estaría condenada de por vida a ser perseguida por el espíritu pero, a cambio, la familia resolvería su grave problema de deudas. Desesperada por deshacerse de este espantoso arreglo, Li Lan resuelve convertirse en la reencarnación de Miss. Marple y dar respuesta al misterioso asesinato del que su etéreo pretendiente parece haber sido víctima. Otros fenómenos sobrenaturales se abren paso como el Sherlock Holmes caído del cielo. Un ángel de la guarda dispuesto a demostrar que Sir Arthur Conan Doyle fue mucho mejor que Agatha Christie.
Li Lan está secretamente y a voces enamorada del primo del muerto, Tian Bai o algo así, su mejor amigo que 5 años antes se fue a Macao a estudiar medicina. Sí, en Macao se estudiaba mucho sobretodo después de casi medio milenio de dominación portuguesa. Aunque a día de hoy sea una de las regiones de Asia cuyo índice de desarrollo humano esté muy por encima del global Chino... sea lo que fuere que eso signifique. Su esperanza de vida está entre las más elevadas del mundo y es una región conocida por su economía fuertemente dependiente del juego y el turismo, así como la fabricación.
Y todo ello impregnado del mejor humor oriental, un velo de surrealismo y altas dosis de incredulidad. Con los ojos como platos llenos de arroz al vapor, a sabiendas de que lo chino si es chino dos veces seco y que se hace un tapón en el esófago y al final del tracto digestivo, debemos abandonar inmediatamente el visionado de "La novia fantasma". Imposibilidad total de conectar con el cuento.
Pronto veremos a la famosa Pamela Chu venida de Japón según la canción, bien conocida por todos, deambulando las escenas de Macao aunque sea una invención occidental. Hasta que no pase, lo oriental no podrá, al menos a nosotros, hacernos ningún tipo de gracia.
Un desastre a nivel seriéfilo que no puede ser considerado ni como la prerrogativa para el despegue de la industria de series hechas en China.