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A finales de Julio, el 29 más concretamente, Hulu nos sorprendía estrenando esta comedia inglesa de 6 episodios de unos 25 minutos cada uno.
LADHOOD fue renovada por una segunda temporada y no es de extrañar pues en ella Liam Williams adapta su conocida serie radiofónica en la que el cómico relata sus desventuras adolescentes para dar respuesta a las situaciones en las que se encuentra como adulto.
Cada capítulo trata de indagar sobre un tema y los 20 minutos pivotan entorno al mismo. Todos los episodios se inician con el Liam adulto en una situación determinada: a punto de desatar una pelea en un pub por un ataque de celos, tomando la determinación de no consumir alcohol durante todo un mes, participando en un concurso de raperos, preguntándose sobre el origen de su adicción a la cocaína, su primera relación o bien rememorando los momentos en que se sintió ajeno a todo lo que le rodeaba.
Cada uno de los seis episodios toma una faceta de la personalidad y costumbres que Liam ha ido desarrollando y se encarga de desmantelarla con brutal honestidad, sin tapujos buscando la génesis en su pandilla de amigos de la infancia por donde Liam forjó su identidad y estableciendo un paralelismo entre presente y pasado.
CRÍTICA DE LA SERIE LADHOOD - CEC SERIES
"Ladhood" sorprende por el grado de profundidad en el que llega a sumergirse en tan solo 25 minutos. Liam Williams tiene la brillante capacidad de condensar y resaltar la anécdota precisa que dispara el comportamiento adoptado en el futuro por Liam.
En un salto a su juventud vemos los orígenes de Liam en su adolescente "yo" (Oscar Kennedy) un chico al que todo el mundo pretende tildar de depresivo cuyo mayor problema es el de lidiar con la monotonía de la vida. La mirada que posa sobre lo cotidiano es particular e inusualmente reflexiva. El pasaje de un libro de "El señor de las moscas", que de paso aprovechamos para recomendar, se convierte metafóricamente en la pérdida de la virilidad. Sus teorías no son ni comprendidas y mucho menos aceptadas por aquellos que se encargan de su educación.
La escuela es un agujero negro y una pérdida de tiempo a la que se ve abocado y no halla en nadie de su entorno un ápice de comprensión ni los remotos signos de vida inteligente. El profesorado lo conforma un elenco de perdedores que, o bien su máxima aspiración es la de cobrar a final de mes e irse de vacaciones con la conciencia tranquila, o bien se quedan en el intento de comprender, rebajando a su nivel de cenutrios, las demandas y preguntas de Liam.
Una profesora sustituta, no obstante, será un rayo de sol momentáneo en el que el chico verá que más allá del instituto, más allá de los límites de Garforth (Leeds), puede haber vida inteligente y SENSIBLE.
Destacamos la marcada necesidad de estímulo intelectual y la desesperación por mejorar como persona y escapar de su ciudad natal demasiado estrecha para contener los anhelos de realidad y profundidad de Liam.
La persecución del ideal en la que trata de enrolar a sus 3 inseparables amigos, no le permite comprender que ellos son diferentes y que se contentan con sus realidades sin esperan nada más de la vida. Pero ¿Qué es exactamente lo que espera, quiere o necesita Liam?
Con una implacable franqueza tiene frases dignas de ser enmarcadas "No es mi culpa, es la cultura en la que nací" haciendo precisamente referencia al hecho de que la cultura en la que nació es la de desresponsabilizar al ser humano y buscar un culpable otro que uno mismo. Así se promueve la cobardía y la mediocridad pues si siempre hay un causante ajeno de las desgracias propias ¿Cómo vamos a mejorar?. Momento brillante de la primera temporada.
Williams captura la insufrible torpeza de la adolescencia y la insoportable levedad del ser con una exactitud tan arrolladora como abrumadora. Todas las palabras del mundo se hacen insuficientes para describir las emociones que "Ladhood" ha logrado despertarnos.
La incapacidad de comunicar con su entorno: padres, amigos o su pareja actual convierten a Liam en una bomba de relojería. Su novia, siempre a la espera de un cambio por parte de Liam se comporta como Liam con sus amigos cerrando un círculo vicioso que pone de manifiesto cuestiones de una trascendencia e importancia que nos atañen a todos sin excepción.
Más que una comedia es el drama de la vida hecho ficción. La excavación del pasado y cómo nuestras elecciones y el porqué de las mismas han ido cincelando la imagen que nos hacemos una idea de nosotros. La imagen que proyectamos es lo que los otros esperan de nosotros y nosotros de los demás cayendo en la cuenta de que absolutamente todo importa incluso lo aparentemente nimio.
Ciertamente algunas bromas tienen el "English touch" con el que no acabamos de llevarnos bien pero la serie es tan estimulante y profunda que pasamos por alto los dejes humorísticos.
Esperaremos ansiosamente la segunda temporada y recomendaremos "Ladhood" a troche y moche sin importar el público objetivo pues lo que en ella se plasma nos afecta a todos. Sobre todo recomendada a los "raritos", hay esperanzas.
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