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Los Bridgerton son una distinguida familia que representa la exquisitez londinense en los albores del siglo XIX. La muerte del cabeza de familia deja tras de sí a una viuda, Lady Violet Bridgerton (Ruth Gemmell) y a toda una caterva de hijos, 8 para ser más exactos. Como curiosidad, los nombres de pila de los Bridgerton van por orden alfabético en función de su nacimiento: Anthony, Benedict, Colin, Daphne, Eloise, Francesca, Gregory y Hyacinth.
Sobre el primogénito Anthony (Jonathan Bailey, al que veremos interpretando a Leonardo Da Vinci en la serie "Leonardo"), recae el peso del deber de heredar y proseguir la línea de sucesión familiar. Pero a Anthony le va más la fiesta que a un tonto un lápiz, y recibe toda suerte de favores de Siena Rosso (Sabrina Bartlett), una de las más conocidas cantantes de ópera de Londres. No sabemos con certeza a qué menesteres dedica Anthony su tiempo cuando no se halla en compañía de la señorita Rosso o controlando la larga lista de pretendientes que su hermana menor Daphne atrae como la miel...
Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor) ha llegado a la edad de presentarse en sociedad. Bellísima y delicada, su rostro virginal encierra la tan cotizada necedad de la mujer florero. Daphne es la representación máxima del rol que se ha venido arrastrando desde esos vetustos tiempos, y que tanto daño ha causado en nuestras nuevas generaciones provocando la exagerada reacción contraria.
En plena noche de baile, aparece ante sus ojos Simon Basset (Regé-Jean Page): un irresistible mulato que es duque de Hastings y sobrino de la anfitriona de la velada, Lady Danbury (Adjoa Andoh).
Por supuesto, la historia del duque no está exenta de dramón familiar y, a pesar de su desdichada vida, él ha sabido sobrellevar admirablemente su falta de amor paterno. Simon resulta ser el mejor amigo de Anthony de los años universitarios, y este profundo conocimiento compartido provoca que a Anthony le haga muy poca gracia el ensimismamiento de su hermana menor por el duque...
Es una historia de amor que une la sobriedad de "Belgravia" (que ya reseñamos en su momento y que, como hemos informado, pronto podremos ver en Movistar Plus) con la excesiva melosidad de "Sanditon".
De la segunda, recupera el algodón de azúcar: la clásica historia de amor que halla sus orígenes en la famosa frase de los patios de escuela: "los que se pelean se desean". El amor más puro que nace del desagrado a primera vista pero que, poco a poco, se va transformando en amistad para acabar dando paso al romance final de cuento de hadas. No obstante, en "Los Bridgerton" el colorín colorado no exime de exponer al espectador a las desgracias de la vida conyugal de los duques de Hastings, cosa que se agradece sobremanera.
En algunos momentos, sentimos el "déjà vu" con cierta severidad, hasta el punto de poner en duda la fecha de estreno de la serie. Somos capaces de rememorar la historia de la mulata de "Sanditon" que guarda un extraño parecido con lo que acontece en "Los Bridgerton". Asimismo, el plató y decorado son los mismos que los que se emplearon en "Sanditon"...
Daphne encarna el clásico rol de las mujeres en el que la formación estaba única y exclusivamente enfocada hacia cómo ser una buena y complaciente esposa. Las artes refinadas estaban reservadas a la educación de las señoritas de alta cuna que llegaban vírgenes al matrimonio en cuerpo, alma y cerebro. Una bochornosa y humillante imagen de lo que fueron nuestros antepasados y cuyo vestigio permanece, desgraciadamente, anclado en el inconsciente colectivo.
La serie es ciertamente un mero entretenimiento, pero esta vez tenemos que reconocer que es altamente adictivo y no sólo para aquellos amantes de los dramas de época, sino que sorprenderá a muchos por su falta de tacañería en escenas subidas de tono. Mucho revolcón explícito a partir del sexto episodio y con un enfoque muy femenino. "Cunnilingus, venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad aquí en la tierra para llevarnos al cielo". Sí, a Daphne Brigerton le dejan la entrepierna más limpia que los chorros del oro. Las escenas de sexo más que vergüenza exhortan al placer y es todo un goce ver retozar a los guapos de la serie.