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HBO nos trae una docuserie sobre el conocido fraude del Monopoly de McDonald's que fue ampliamiente cubierto por 'The Daily Beast en 2018'. No hay peligro de spoilers pues es de dominio público. McMillions pretende arrojar una mirada divertida a la vez que informativa. En cuanto a la información, no cabe la menor duda de su aporte. Las dosis de humor, por lo que hemos visto hasta ahora son ya más cuestionables pues los tintes graciosos americanos a nosotros nos dejan invariablemente fríos.
Los detalles básicos son los siguientes: de 1989 a 2001, el ex policía Jerome "Jerry" Jacobson manipuló el juego del Monopoly de McDonald's entregando básicamente piezas ganadoras a todos, desde mafiosos hasta madres solteras a cambio del dinero del premio. Es decir que durante aproximadamente 12 años, casi todos los ganadores de grandes premios del juego fueron fraudes. En 2000, un intrépido y novel agente, Doug Mathews, llevó al FBI a comenzar a investigar en una elaborada operación encubierta. La historia se fue volviendo cada vez más intrincada, estrafalaria y devastadora.
Una docuserie que se divide en 6 partes y se basa fundamentalmente en entrevistas con algunos de los principales actores:
- Varios agentes del FBI los cuales aportan una visión sobre el sistema del ejecutivo americano. Su encorsetamiento y, a pesar de él, un héroe que no tuvo nada que perder al investigar el caso.
- Una empleada corporativa de McDonald's que nos da una idea del coeficiente intelectual de los operarios en cadena de las multinacionales. Si ya no éramos defensores del modelo de producción en masa, tras ver las pocas luces de los que parasitan a costa de nuestra salud y dinero, nos convertimos en atacantes directos.
- Algunos miembros de la familia del estafador e incluso algunos de los "ganadores" donde se hace eco un más de lo mismo. Siempre están los listillos de turno.
Una investigación como esta implica una gran cantidad de papeleo, escuchas telefónicas a largo plazo y la paciencia de la que carecemos. A pesar de lo interesante que pueda resultarle a algunos, el primer capítulo de McMillions nos ha sorprendido con las persianas medio cerradas y la conciencia en otro lugar. No dudamos de la calidad y veracidad de la información emitida sino que por esta vez, la forma sí nos importa. No estamos seguros de la necesidad de extenderse en 6 capítulos.
Mathews se interesó en el caso de McDonald's porque estaba aburrido de los asuntos en materia de atención médica que eran a los cuales estaba destinado. Nos asalta la certeza de que todos los grandes logros de la historia son fruto del hastío. El que se mantiene entretenido con la cabeza llena de preocupaciones, tareas y temores inculcados, no tiene lugar para la reflexión, imaginación y creación. Seguramente por ello la mayoría de los grandes inventores, escritores y cineastas provienen de familias pudientes que han tenido ocasión de legar la suficiente cantidad de dinero para comprar tiempo de ocio y hastío a su prole.
McMillions desde nuestro punto de vista, es técnicamente un suplicio. Sintiéndolo mucho así lo percibimos. No sólo no nos importa la historia de unos tipos que estafaron a McDonald's, podríamos incluso aplaudir la iniciativa, sino que la manera de presentar los 6 capítulos es la clásica del documental. No vemos en él ningún asomo de innovación. No pasa nada por repetir formato pero sencillamente no nos incumbe la temática. Nos quedamos al margen de la historia y en cambio analizamos el mensaje subliminal de algunas tomas que podrían apelar a los instintos básicos del espectador y producir el deseo de consumir algún producto McDonald's. Fotos de patatas fritas, refrescos gigantes, un bocado a una "sabrosa" hamburgesa, la reina de la hambruna burguesa.
Nos mantendremos alejados de cualquier atisbo de operación encubierta para la conquista de los cerebros disponibles. El nuestro está cerrado por derribo del imperrio multinacionalítico. Enfermedad de esta suciedad globalizada.