CUANDO Una mirada es lo único que importa
Igual que la inolvidable "Once" de Carney nos compungió en su día y nos dejó marcados para siempre jamás, "Modern love" ha venido para anidar en los rincones de nuestros corazones endurecidos por el paso de los años y los numerosos desengaños.
Una serie de historias de AMOR (que no su reverso ROMA) nos recuerdan la importancia de la nimiedad. El detalle de lo diminuto e insignificante rebosa de plenitud y goza del protagonismo que debería tener en nuestro cotidiano. El cuidado por el otro aunque sea desde la distancia y el respeto por su persona alcanzan la cima cuando la única motivación es el deseo de felicidad para el ser amado. Sin apegos, sin codicias, y desde la contemplación que supone la belleza de honrar la libertad por encima de todas las imposiciones sociales.
No podríamos dejar pasar un mensaje tan poderoso que nos devuelve la fe en el amor y recoge con tanta precisión la delicadeza del momento que se encierra en una mirada, o la que se vislumbra en la muesca de una mueca.
Nada sobra en el exacto, minucioso y riguroso encuadre de la obra que persigue la agitada existencia de sus protagonistas cuando se ven sacudidos por el placentero influjo del despertar de Cupido. Sin embargo, la devoción arrebatadora no puede ser llevada a buen término sin el acierto y la pasividad en el manejo de estas inclinaciones y un profundo conocimiento de la esencia más pura de uno mismo. La esencia determina la persona que se es y las necesidades más íntimas que se tienen.
- Compartir como la primera esencia: compartir presentando o fusionando la realidad de la otra persona con la propia, dándole una calurosa bienvenida a nuestro universo personal y descubriéndole nuestros miedos y anhelos sin reserva. No se llega a compartir si tan sólo se arroja información sin preocuparse por la psicología de la persona que se tiene enfrente. Desgraciadamente, eso es lo que normalmente sucede con las relaciones a largo plazo, donde los integrantes acaban centrados en sí mismos pensando que están compartiendo cuando lo único que hacen es vomitar información.
- La comprensión total, el reconocimiento y la aceptación de lo que somos. Cabe la posibilidad de que no siempre logremos entender las reacciones de un individuo, pero el empeño por desencriptarlas escuchándole activamente, atestiguan del amor que se le profesa. Las preguntas acerca de sus sentimientos, pensamientos y emociones son el único camino hacia la inteligencia compartida, el entendimiento que siembra armonía y la correcta interpretación de ansias y fobias. Se demuestra interés REAL cuando la otra persona aspira a embeberse de los pensamientos más profundos de otro. Esto es amor real, y no lo que vemos en estúpidas producciones cinematográficas que contaminan el concepto.
- La necesidad de expresar dando luz a las partes más oscuras de nosotros mismos. El objetivo es purificar la mente de la intoxicación diaria a la que estamos expuestos. Lo que sentimos y deseamos, lo que hacemos o incluso lo que decimos, puede no pertenecernos enteramente pues estamos constantemente expuestos al dictamen social. La exposición racional nos permite desprendernos de aquello que no es esencialmente nuestro.
La búsqueda del verdadero amor nos remite a la grácil y delicada finura de "Modern Love". Una serie en clave de sol que entibia y aviva las esperanzas rotas por exasperantes intentos fallidos de amar desde la bondad.
No en vano, la serie ha sido renovada por una segunda temporada.