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A la luz de los últimos acontecimientos internacionales marcados por la muerte de George Floyd a manos de la policía y las consiguientes protestas masivas contra el racismo individual y sistémico con las que nos han estado ametrallando, "I may destroy you" no podría haberse emitido en mejor momento porque aquí cada uno verá lo que quiera ver.
Arabella (Michaela Coel) es una autora de un éxito. Escribe "Chronicles of a Fed-Up Millennial" basada en su popular cuenta de Twitter. En la actualidad debe entregar el primer borrador de su libro pero en vez de eso, prefiere salir de fiesta con sus amigos entre los que se cuenta Simon (Aml Ameen). En plena salida Arabella pierde el control y termina de nuevo frente a su portátil escribiendo las últimas líneas de su borrador. Desorientada y sin saber cómo terminó la noche ni por qué medios llegó a la oficina, es asaltada por las visiones de un hombre cernido sobre ella en lo que parece una agresión sexual.
Tras haberle preguntado a Simon sobre la noche anterior, decide explorar ella misma los lugares que recuerda gracias a la app de Huber de Simon. Este último procedimiento que la conduce a casa de otra chica que estuvo presente, Alissa (Ann Akin), no nos queda claro como espectadores. El caso es que Alissa tampoco recuerda nada de lo ocurrido pero le confiesa que lleva 6 meses acostándose con Simon. Arabella llega a la conclusión de que ha sido drogada y acude a la policía para denunciar su caso y una posible violación.
CRÍTICA DE LA SERIE PODRÍA DESTRUIRTE - CEC SERIES
Protagonizada y en parte dirigida por Michaela Coel, una mujer negra, nacida en Londres de padres ghaneses, ya tendrá medio partido ganado en la aceptación mundial. ¿Discriminación positiva para contrarrestar la negativa? Pues seguramente porque la serie no tiene nada especial que no hayamos visto antes y mucho mejor plasmado. Sin ir más lejos, "Unbelievable" de Netflix.
En este caso vemos un no cesar de fiesta, drogas y frivolidad. La imbecilidad no entiende de colores y negro, rojo, blanco o amarillo, lo único que apreciamos es un desfile de chicas ligeritas de ropa destrozándose el tabique nasal a golpe de coca. Sin querer emitir juicios de valor sobre las razones de ir pasado de vueltas, lo que ocurre es un derivado de lo anterior. Por desgracia, en esta sociedad y es lo que nos gustaría poder cambiar, la que lleva una falda muy corta, está pidiendo que la violen y si no, "que no provoque!" No son palabras nuestras sino un pensamiento implantado. La utilización del sexo como mecanismo de control del varón es un arma de doble filo en las que ellas tienen todas las de perder.
Entendemos el fondo de la protesta de esta serie, sabemos que apunta en la misma dirección que lo hacemos nosotros pero, como en la mayoría de los casos, BBC y CEC son incompatibles en su manera de plasmar una misma realidad.
I May Destroy You (BBC One) es una serie sin más a nivel técnico. Ni asombrosa ni emocionante ni siquiera vemos el sonado eslogan publicitario "un drama de consentimiento sexual en la vida contemporánea y cómo, en el nuevo panorama de citas y relaciones, hacemos distinción entre liberación y explotación."
Ciertamente plasma la actualidad en todo lo referente al sexo e intenta devolver una amplia visión del terreno en el que deben moverse Arabella y sus amigas.
La liberación sexual de la mujer, como siempre decimos, no pasa por hacer del cuerpo y de la mente lo que los hombres han hecho con anterioridad sino por respetarse y hacerse respetar en la nueva concepción de las relaciones.
Es por ello que vemos a estas chicas fornicar con cualquiera y de cualquier manera olvidando que la liberación sexual es que una pueda hacer son su cuerpo lo que bien le parezca sin necesidad de estar sometida a ningún juicio de valor por parte de nadie.
Lo que olvidamos la mayoría de veces es que el juicio de valor viene dado por el partenaire sexual que tengamos. Y lamentablemente es así, la que quiera divertirse será blanco fácil del depredador porque bajo la premisa de "hago con mi cuerpo lo que quiero" no hace falta hacer nada más. Ni cortejo ni seducción, al catre directos porque ¿Para qué perder el tiempo si ambos vamos a lo que vamos?
Quizás porque somos de la vieja escuela, o porque sencillamente tenemos identificado el sexo como una extensión de un momento compartido que se extiende más allá de una buena conversación y nunca se centra en las particularidades físicas del oponente en el debate mental sino que se posa sobre los atributos mentales. El sexo es, ante todo, mental aunque nos hayan intentado convencer de la importancia del físico. Obviamente que es físico pero como todo en la vida, para nosotros el componente mental es más importante y sin el cual no puede haber seducción alguna.
Esta serie debería ir convirtiéndose en una meditación sobre nuestras responsabilidades para/con nosotros mismos y con los demás. Quizás veamos las diferentes formas de consentimiento sexual demostrando la sutileza de la distribución y redistribución del poder incluso dentro de una sola conversación donde se opera el juego de roles. Debería, asimismo, diferenciar las motivaciones que promueven el contacto tanto si es deseado como si no lo es y retomar la reflexión entorno a la construcción de límites que cercan y separan la libertad de la coacción, a veces incluso propia con el consabido arrepentimiento posterior y sus múltiples manifestaciones.
En definitiva, "Podría destruirte" puede hacer más bien que mal pero no deja de ser una serie a la que le falta una vuelta de tuerca y cuyo lenguaje no conecta con el nuestro. Buenas intenciones, sí, pero igual que no solo de pan vive el hombre, la intención no es lo único que cuenta.
ATENCIÓN SERVICIO REVOLUCIONARIO, DE MÁXIMO ÉXITO
De hecho vivimos una ola de puritanismo censor que asusta. Tanto que cogiendo películas de los 80 o incluso 90 con la actualidad, y sobre todo en remakes, por ejemplo comparemos la escena de la ducha de la película Carrie de Sissy Spacek con la de la versión de Chloë Grace Moretz o volviendo con Chloë la versión sueca de la película "Déjame Entrar" y la versión estadounidense que ella protagonizó, y así con muchas más...
Por cierto el "hago lo que quiero con mi cuerpo" debería ser así, siempre. El resto son excusas moralistas, de infantilismo y sobreprotección, incluso en las adolescentes. Cuando escucho cosas como la sexualización, me da la risa. En todo caso sería hiper-sexualización. Por que mal que le pese a muchas personas, desde que nacemos somos seres sexuados que buscamos el placer de manera inconsciente hasta que comenzamos a tener consciencia de ello, este grado de consciencia crece con la edad.
Sobre el tema del consentimiento y la educación afectivo-sexual. Lo que hay que enseñar es a decirle, especialmente, a niños que el cuerpo de otra persona, sobre todo de niñas, adolescentes chicas y mujeres en general, no se toca sin su consentimiento. Pero por otro lado, como puse, no me valen las excusas paternalistas de decirle a las adolescentes y mucho menos a las mujeres adultas que se sexualizan. Porque en una Sociedad sin machismo/oralismo de ningún tipo, las mujeres podrían hacer lo que les diese la gana sin tener que andar dando explicaciones. Y yo lo veo sobre todo con las jóvenes de hoy en día que nos dan, a lxs que fuimos jóvenes en su día, dosciental mil vueltas. Es más la educación que se nos dio en nuestros días, no vale para la generación actual. Y no vale porque salvo excepciones, nos asustaba hablar de sexo realmente y de manera explícita, fuera del machismo de la época. Ahora la juventud te habla de sexo como si fuera de hacer una tortilla de patata.
Y muchos feminismo y mucha supuesta libertad cuando en realidad siempre es el controlar a las mujeres, con excusas "malistas" (abusos, agresiones sexuales) o "buenistas" (infantilismo, sobreprotección...). Aunque la gente no lo vea no hay mucha diferencia en el machista o retrógrado de turno, decirle a una joven que no lleve tal falda corta o que se está sexualizando o cosificando, porque a la hora de la verdad se le está dando la razón a los machistas (la excusa que algunas personas justifican en caso de abusos o agresiones es precisamente esa cosificación o esa provocación sexual). Y sí que hay sexualización, pero no de la forma que mucha gente cree. Hay sexualización cuando a una niña pequeña le mandas cubrir su pecho, pecho que no se le ha desarrollado (salvo excepciones como casos de "pubertad precoz". Eso por poner un ejemplo.
Salu2