"RUN" es la nueva comedia de HBO escrita y producida por Vicky Jones ("Flack", "Killing Eve" y "Fleabag"). El capítulo 1x01 está disponible sólo en VOSE, puesto que a pesar de ser un original HBO, los estudios de doblaje están cerrados por la pandemia de la COVID-19.
Sólo podremos emitir un anticipado juicio de valor sobre el primer episodio. Como todas las series de HBO, si la trayectoria del desarrollo cambia nuestra primera impresión, modificaremos o ampliaremos la crítica.
En el primer episodio vemos a Ruby Richardson, encarnada por la ganadora del Emmy® Merritt Wever ("Unbelievable", "Nurse Jackie"), encerrada en su coche y enfrascada en una conversación telefónica con el que parece ser su marido Laurence (Rich Sommer). Ruby comunica una sensación de ahogo y hastío por la discusión convencional sobre los quehaceres cotidianos que la terminan responsabilizando, cuando ella está a punto de dedicar una hora a sí misma.
De repente, un mensaje de Billy Johnson (Domhnall Gleeson,"Black Mirror", "Catastrophe", "Star wars") llega a su móvil: "RUN" (¡"Corre", "Huye"!). Una espumareda de nerviosismo, causado por el hervor de la sangre en sus venas, desencaja el semblante de Ruby.
"RUN" es su respuesta, y sin aviso previo ni encomendación de nadie, se dirige al aeropuerto para coger el primer avión a Nueva York y saltar posteriormente al primer tren con destino a Chicago...
Crítica de la serie RUN (HBO España) - CEC SERIES
Más que un pacto, "RUN" parece un código de alarma entre Billy y Ruby. Una pareja de la que no sabemos nada, salvo que sus vidas siguieron por distintas vías. Él un escritor de no queda claro qué, ella una arquitecto que fundó su propio estudio: ambos triunfadores y a la vez fugitivos de lo que parece ser un encorsetamiento de anunciada letalidad.
¿La vida te ha desilusionado? ¿Esto no era lo que parecía? ¿Te tragaste el libro gordo de Petete y rozando la cuarentena -en todos los sentidos- has descubierto que la vida va de otra cosa? ¿Creíste en las mieles y promesas de un futuro mejor? ¿Te levantas cada mañana sin encontrarle un sentido a la rutina? ¿Vives porque respiras o respiras porque vives? ¿Le sumas años a la vida pero no vida a los años? ¿Estás hasta la coronilla de hacer lo que se espera de ti? ¿Quién eres, qué crees que quieres y qué necesitas?
Bien, creemos poder decir que estas son las preguntas que acechan a los personajes y que, hastiados de sus respectivas y exitosas carreras profesionales y personales, deciden reencontrarse. Y si lo hacen es porque alguna vez hubo algo de verdad entre ellos. No tendría sentido ir en busca de alguien con el que no se tuvo algo especial: eso sería salir de un atolladero para meterse en otro. ¿Quién sacrifica una situación de la que está cansado para dirigirse a otro lugar que terminará nuevamente en ratonera?
Con la lejanía de la genial y siempre recordada "Antes del amanecer", se reproduce la escena de dos extraños conversando en un tren. Pero esta vez sin la inocencia, pureza y fragilidad del romance absoluto que nos hicieron vivir Ethan Hawkes y Julie Delpy. Una versión "cómica" siglo XXI que no hemos acabado de encajar del todo bien por varias razones que, como siempre, argumentamos.
La primera de ellas es meramente una cuestión de respeto personal y adoración de todas aquellas ficciones que nos han enseñado, acompañado y edificado. Sí, es subjetivo. En nuestro código de honor, rendimos homenaje a todo aquel arte que nos ha guiado en nuestro crecimiento sentimental: aquél que ha conformado las bases sólidas de lo que SON para nosotros los conceptos esenciales de la vida: amor, dolor, respeto, amistad, escucha.
Atesoramos e idolatramos a los ARTISTAS que consideramos padres fundadores de nuestro aprendizaje, de nuestro léxico y de nuestra manera de emocionarnos. Cualquier socarronería a la contra de estas bases nos predispondrá negativamente. Hemos interpretado en "Run" un intento de revivir el espíritu intocable de producciones irrepetibles como "Antes del amanecer". Es una cuestión de matemática psicológica: cuando a alguien le tocas las teclas de sus bases personales, el objeto de debate se traslada al terreno personal. Siempre sin llegar a la bajeza humana de fundamentar nuestro amor propio en el egocentrismo de pensar que nuestros gustos son la única verdad absoluta. Sin embargo, sí que cada uno de ellos revela la única verdad que todos andamos buscando.
"RUN" ha entrado en colisión con algo muy auténtico, y ya no podemos considerar objetivamente la escena. A pesar de todo, tratamos de desprendernos momentaneamente de nuestras inclinaciones naturales, que ven con ojos de ofensa este primer episodio.
Como segunda razón, comentar que las interpretaciones no son de nuestro agrado: especialmente la de Merritt Wever, que nos pareció buena en "Unbelievable" e insoportable en "Nurse Jackie". Es una actriz con la que tenemos problemas de deglución. Tan pronto se nos puede atragantar como pasar como el agua. Según lo que se requiera de esta actriz, el resultado en nosotros será uno u otro, ni término medio ni idolatría. Por lo general su particular estilo y sus muecas suelen provocarnos el efecto contrario al que se pretende.
Domhnall Gleeson nos parece en esta ocasión tan insufrible como su compañera de reparto así que lo achacamos a la dirección de actores y no al trabajo interpretativo.
En tercer lugar, todo lo que va dirigido a hacernos reír como la pérdida de juicio ante una azafata, el nerviosismo de Ruby ante la inminencia de su encuentro con Billy o la masturbación de ambos en un baño del tren no nos provoca gracia, ni risa, ni siquiera comprensión o ganas de empatizar.
Así que, para finalizar, decir que la serie apunta hacia un horizonte que podemos compartir pero, como en Fleabag, reconocemos los gags y diálogos que corren el riesgo de atragantársenos. Hay divisiones que desde lejos perfilan el resultado y "Run" corre hacia el precipicio de la comedia mediocre.
Aun así, y a menos que se nos indigeste, seguiremos a la pareja e iremos descubriendo lo que ocurrió 17 años atrás, por qué se separaron y qué les ha motivado realmente a reunirse.