El mundo globalizado es lo que tiene...
En 1858 una niña y sus progenitores se ven huyendo a través de un cementerio para poder llegar a la iglesia. Son perseguidos por espectros porque entendemos que tienen en su poder algo que los fantasmas ansían. La única superviviente es esa niña que esconderá y se erigirá en guardiana de aquello que provocó la muerte de su familia. Los dados están echados... ¡¡Empieza el desfile de disfraces!!
Más de un siglo después, vemos las calles de Sao Paolo concurridas por toda suerte de freaks: los que cuya cara desencajada haría huir a cualquiera, los ataviados con ropas simulando ser unicornios, los mendigos extraños y nadie más a parte del espectador parece extrañarse de la insólita y sorprendente concurrencia. Primera pista que hace predecible el resto.
Pardal (Danilo Mesquita) es un arrogante y demasiado joven cateto con delirios de grandeza. Una actuación lamentable más digna de culebrón que de serie. Un latin lover cuyo único registro es esa insoportable mirada de superioridad resabiada. Por otra parte, se pretende compungir al espectador cuando se muestra que Pardal está a cargo de su hermano pequeño (Enzo Barone) habiendo sido abandonados por su madre. Ni una gota de pena pero sí que Enzo Barone nos parece un niño adorable que vive, como la mayoría de nosotros, de la ficción.
Mila (Cláudia Okuno) es una adolescente, descendiente de japoneses y sin figura materna que sepamos. En los 4 primeros capítulos no dan indicio alguno sobre lo que le haya podido pasar. Mila está a cargo de su padre (Carlos Takeshi), un bebedor empedernido que termina en demasiadas ocasiones durmiendo la mona en las calle de Liberdale. Sin embargo, ella es una estudiante aplicada y concienzuda que, como buena japonesa, acata las normas sin rechistar. Su concepción choca frontalmente con la adicción del padre y no se corresponde con una adolescente cuya familia está desestructurada.
Mila se ve acosada por Carla (Mariana Sena), otra estudiante que, como descubriremos, era su mejor amiga. ¿Qué pudo ocurrir para que Carla pasara de amiga a enemiga? La explicación que nos ofrecen nos parece ridícula para el grado de abuso que se recoge.
Un incidente llevará a Pardal, Mila, Carla y posteriormente el pequeño Enzo directamente a comisaría donde serán interrogados por 2 polis encarnados por Kelzy Ecard y Daniel Rocha que, en un intento de comicidad fallida, recogen nuestras lágrimas de pena.
En este caso Spectros viene de la mano del mismo Douglas Petrie el que fue creador de la incomprensiblemente exitosa "Buffy Cazavampiros". Nunca pudimos entender las razones de su gloriosa aceptación y, tras esta nueva producción, seguimos en las tinieblas de la ignorancia. Nada más y nada menos que 8 episodios de absoluta ridiculez. Decorados de Ikea donde una bruja mueve las estanterias de pino con la mente tratando de apresar a un espíritu reencarnado en el cuerpo del que parece ser Martin Gore, cantante de Depeche Mode.
Un cuerpo en llamas digitalizadas, unos fantasmas que provocan más risa que miedo, un desfile propio de algún día del orgullo de lo que sea que de una serie de terror. Hemos "espectrado" 4 capítulos y no sólo no mejora sino que va hundiéndose en la miseria de la propia humillación. Elementos cada vez más extraños y sombríos que avivan nuestras sospechas ¿De quién se quiere vengar Petrie con esta basura de serie? Es sin duda alguna sobrenatural la razón por la cual un truño de este calibre ha llegado a ver la luz de nuestras pantallas.
Una patraña inmunda, como tantas otras, que nos indigna por el bajo nivel de sus actuaciones con muecas preparadas para llevar, miradas de soslayo que avisan a todo el que esté a un km a la redonda de que algo se está cociendo, unos payasos fantasmagóricos en el desfile de carnaval de Liberdade, una bruja que mueve los muebles de Ikea tratando de apresar a Martin Gore entonando un "I thank you for bringing me here" mientras un japo en muestra de resistencia vierte el contenido de una botella de Whisky sobre el parquet de la casa de la bruja.
Nada más y nada menos que 8 episodios de un desastre de serie allí donde los haya. Que la disfrute el que pueda porque nosotros no seremos. SEGURO.
