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Tamar Rabinyan (Niv Sultan), una joven judía nacida en Irán pero criada en Israel, es una agente del Mossad y pirata informática. Le es asignada la misión de inutilizar un radar iraní para impedir que detecte los aviones israelíes encargados de bombardear un reactor nuclear iraní.
Deberá neutralizar las defensas aéreas de Irán, para que los aviones de combate israelíes puedan bombardear una planta nuclear y evitar que Irán consiga una bomba atómica.
Para lograr su objetivo, Tamar adopta una falsa identidad para tener acceso a la estación de la compañía eléctrica y así conectarse a la red informática. Al llegar al aeropuerto de Teherán, en el baño de señoras, se intercambian las identidades con Jila Gorbanifar, empleada de la compañía eléctrica local huyendo de Teherán con el beneplácito de su esposo por haber sido violada por su jefe.
La misión terminará en "estrepitodo" fracaso cuando el jefe de Jila confunda a Tamar e intente abusar de nuevo. Faraz Kamali (Shaun Toub), jefe de investigaciones de la Guardia Revolucionaria será el encargado de perseguir a Tamar que irá a resguardarse a casa de su tía. Allí descubrirá sus raíces locales que la conducirán a conocer a un grupo de activistas iraníes en favor de la democracia.
crítica de la serie Teheran - cec series
Tenemos una misión que sale mal, una agente en peligro, el tiempo que se acaba, persecuciones, víctimas, teléfonos móviles, ordenadores, radares, misiles nucleares, colaboradores, traidores, una historia familiar dolorosa, un rehén, declaraciones bien intencionadas de rivales empedernidos, todo un despliegue de estereotipos de este género.
Todos los ingredientes se conjugan dando paso a una trama que puede parecer atractiva en sus inicios, pero que mirada un poco más de cerca no está exenta de inverosimilitudes y contradicciones. Algunas son tan obvias y están tan sobadas que causan rubor en un festival de incredulidad.
"Me voy al baño agente que me tengo que cambiar la compresa" está ya muy visto. La entrega del papelito a la vuelta es una situación patética y extremadamente conveniente. El cambiazo de identidad entre las dos mujeres nada más empezar es sinónimo de alerta roja. El ademán de emular la cicatriz de la frente con pintalabios es de ¡Por favor! así como la excusa de la operación de nariz. Ni qué decir tiene que el frenético repique de teclado con la cara de Tamar absorta en sus menesteres conforma una imagen tantas veces vista que resulta ridícula.
Niv Sultan está correcta dentro de las inmensa estupidez de su rol como super hacker ya visto en un millón de ocasiones. Nada puede sorprender y todo se termina tiñendo de indiferencia. Los personajes son igual de banales que el fondo de la cuestión.
Desde el inicio todo está enfocado a captar la atención del espectador y no es por ello criticable pues se trata de conseguir un máximo de público. El problema es que empieza por un topicazo plagado de clichés y en tan solo 3 episodios ya vemos por donde puede fallar el guion.
A CEC SERIES no le interesa esta producción que puede gustar al amante del thriller. "Teherán" es uno más del montón y visto uno, vistos todos. No hay mucho más que añadir.