Elle Fanning y Nicholas Hoult ('Skins') en una sátira sobre la palurda corte de Catalina la Grande. ¡¡HAZZAH!!
Si la semana pasada recordábamos 'Skins' porque su guionista Jack Thorne nos sorprendió con la vacuidad de "The Eddy" en Netflix, esta lo hacemos porque al echarle un ojo a "The great" vimos que la cara de Pedro o Peter nos sonaba sin llegar a ubicarla. ¿James Marsden tuvo un hijo con 10 años? Esos rasgos, ¿Dónde los vimos?
Finalmente, nos perturbaron tanto las interferencias que no tuvimos otro remedio que comprobar la filmografía del actor Nicholas Hoult. Esa curiosidad malsana que no lleva a ningún lugar trajo consigo la sorpresa siguiente: La cara del niño atravesado de Skins, Tony, se ha transformado en la de un hombre. Nos sentimos mayores. Es extraño cómo la conciencia sobre el paso del tiempo se despierta con la imagen ajena. Sí, han pasado 13 años.
"The Great" es una sátira al más puro estilo "brit" infestado de escenas cómicas, como se puede observar en el trailer, que relatan el ascenso de Catalina II de Rusia (Elle Fanning) alias "Catalina la Grande", al poder. De forastera recién llegada de Prusia para ser tomada en matrimonio por el emperador Pedro III (Nicholas Hoult), hijo (en la serie y nieto en la realidad) de "Pedro el grande", derrocó a su marido el Zar de Rusia y reinó durante 34 años.
Por cuestiones puramente personales y que ya hemos expuesto en reiteradas ocasiones, con la suficiente insistencia como para arremeter de nuevo contra el humor inglés, no nos gusta ni el estilo ni el tono de "The Great". No obstante, en esta ocasión y a diferencia de "Year of the Rabbit", reconocemos que el uso abusivo de los gags ridículos sirven para engrosar la extravagante figura de Pedro III y comunicar su absurda falta de tacto y de contacto con la realidad. Por una y primera vez, entendemos el porqué de la bufonada y, a pesar de que sigue sin hacernos la menor gracia, no nos produce el mismo efecto de rechazo que otras comedias inglesas como la excesivamente galardonada "Fleabag", "The Office", "Little Britain", "Brassic".
Un producto con el sello "HULU" es sinónimo de cierta calidad sin que por ello asegure automáticamente un deleitoso goce a todos los niveles. De haber podido elegir, no nos hubiésemos sometido al castigo infligido por "The Great". Temática, ambientación y género nos atraen lo mismo que un viaje Siberia. Sin embargo, buscando muy en profundidad vemos el destello de algunas subtramas que tocan temas de interés. Para este portal, "The Great" es una absoluta pérdida de tiempo pero si os gustan las series de época y buscáis cierta ligereza de espíritu, será fuente inacabable de alegrías. Muy alineada con "Harlots".
Para que esto no sea una total pérdida de tiempo, hemos indagado en la historia de Catalina y Pedro y gracias a ello, hemos entendido por primera vez en nuestra existencia humana, el uso de las payasadas para comunicar un mensaje. Un poco de historia, cogida con pinzas porque nadie sabe si es verdad o es mentira sino sólo conocemos el color del cristal con el que se mira. En cualquier caso, para contrastar con los datos aportados por "The Great", ahí van unos pocos datos fruto de nuestra aventura histórica:
Se sabe que Pedro III (nacido en 1728 bajo el nombre de Karl Peter Ulrich o también Pedro de Holstein-Gottorp) perdió a su madre Ana Petrovna siendo muy pequeño y posteriormente a su padre, en 1739, con 11 años quedando huérfano y bajo la custodia de su tío el obispo de Lübeck, Adolfo Federico Holstein. El poder de Rusia pasó a manos del zar Iván VI de Rusia. Sea dicho de paso, el Zar en cuestión nació en 1740 y su mandato fue breve e inconsciente pues tras la revuelta militar en 1741, Isabel I de Rusia (tía materna de Pedro III), derribó al Zar y tomó el poder.
La infancia de Pedro estuvo plagada de humillaciones por los malos tratos, hambrunas como castigo y aislamiento del contacto con otros niños, recibidas de la mano de su "educador", Otto Friedrich Von Brümmer. Naturalmente, Pedro insertaría en su percepción del mundo su malaeducación, falta de amor y la vejación como una forma natural de relacionarse con otros seres humanos pues fue la manera en que se comunicaron con él.
Como dicho anteriormente, cuando en 1741 cuando Pedro contaba con tan sólo 13 años, su tía materna Isabel (Elizabeth) I de Rusia, encarnada por la actriz Belinda Bromilow, tomó el trono en un golpe de estado siendo este dato relevante para ver la serie pues en Rusia el poder no pasa de padres a hijos sino por toma de poder.
La tía Elizabeth esperaba poder legar el gobierno del país a un bello Pedro (representado por Nicholas Hoult como un fornido treintañero), su desconocido sobrino, digno hijo de su hermana mayor. En cambio, la perturbadora imagen de Carlos Pedro Ulrico le devolvía a un ser raquítico, reservado, infantil para su edad, de figura encorvada y cara marcada por la viruela con claras dificultades para asumir responsabilidades. Los planes para nombrarlo heredero se complicaron además por su odio hacia Rusia y sus costumbres, fruto de la instrucción y educación germanófila. En vistas del engendro, la tía Elizabeth resolvió que se casara con Sophie Friederike Auguste von Anhalt-Zerbst alias Catalina en 1745. La elección de la consorte obedecía a razones puramente diplomáticas dirigidas a fortalecer la amistad entre Prusia y Rusia para debilitar la influencia de Austria. Pedro tenía entonces 17 años y Catalina 16.
En este caso, la serie sí que infantiliza la figura del Zar como un ser absolutamente frívolo, caprichoso y ridículo.
A pesar de la frase de Sartre "Lo importante no es lo que han hecho de nosotros sino lo que hacemos con lo que han hecho de nosotros", la atribución de la responsabilidad de "ser humano" a un ser completamente desgraciado por otros y despojado de su propia naturaleza nos resulta violenta. Como regente de un imperio es comprensible que el individuo no sea persona individual, sólo física y jurídica lo cual es totalmente amoral y en contra de la ética de CEC. Es por ello, que aunque no defendamos ningún tipo de funcionamiento por la gracia de Dios, no dejamos de sentir un derivado de la pena. La visión de esos cuerpos vacíos de alma y espíritu en representación de algo que no existe como es la comunidad de una nación, nos deja un gusto amargo.
Si tuvieran la educación verídica, la que nos hace libres, y no sólo la real quizás optarían por vivir siendo ellos mismos y no en calidad de monigotes dependientes, mantenidos y a expensas del pueblo. A la vez, no sentimos pena alguna porque, al igual que los jugadores de fútbol, se les paga para que sean los gladiadores de esta sociedad o el opio del pueblo. A las duras y a las maduras, en la salud, en la enfermedad y hasta que la muerte los separe de sus roles. Es seguramente ese, su contrato social con el que entendemos que están plenamente de acuerdo.
Catalina por su parte era un año menor que Pedro. Nacida en 1729, de remota ascendencia sueca, quizás este pequeño e insignificante dato sea la razón por la cual en la serie Pedro se ensaña con ellos calificándolos de todos los nombres. De instrucción francesa como buena aristócrata, claramente plasmada en "The Great", dice haber mantenido una amistad con Renée Descartes pero teniendo en cuenta que Descartes vivió de 1596 a 1650, no sabemos si el anacronismo obedece a la incultura propia de los guionistas o a este estúpido humor que tanta gracia les hace y que pretende ser un guiño para entendidos en la materia. Ni idea y una vez más nos sale la vena psico-killer.
Mantuvo, no obstante, una gran amistad y comunicación con los grandes ilustrados franceses como Montesquieu, Didérot y Voltaire y fue considerada una mujer inteligente, culta, perspicaz, muy hábil y apasionada.
El reinado de Pedro duró en realidad 186 días. Al morir su tía, la emperatriz Isabel el 5 de Enero de 1762, Pedro se erigió como Zar de Rusia hasta que su mujer que ya contaba con el aprecio del pueblo ruso, tramó un golpe de Estado el 13 y 14 de Julio del mismo año apoyada por su amante Grigori Orlov (Sacha Dhawan), lo derrocara. Pedro III contaba con la enemistad de varios sectores influyentes de la sociedad rusa siendo la Iglesia uno de ellos. Al cabo de 3 días, el 17 de Julio de 1762, Pedro moría convenientemente por problemas hemorroidales a pesar de que las hipótesis apuntan a un asesinato llevado a cabo por el hermano menor del amante de Catalina.
El matrimonio entre Pedro y Catalina fue un fracaso a varios niveles. No pudieron consumarlo hasta 8 años después de haberlo contraído. De la unió nació Pedro I, sucesor de Catalina II. A parte de lo anterior, Catalina y Pedro contraponían encarnando respectivametne: La instrucción y la brutalidad, el refinamiento y la groseria infantil, la astucia diplomática y la torpeza vanidosa.
Catalina reinó hasta su muerte en 1796.
No sabemos si el público al que va dirigido la serie estará hambriento de datos históricos. A nosotros ni la serie ni la historia pero puestos a tener que hacer una reseña de algo que nos importa un pimiento, cuanto más nos llevemos a la tumba, mejor. No por la cantidad de información en sí sino porque los datos encontrados fieles o no fieles a la realidad sí que vienen a apoyar una de nuestras teorías de base: el poder no siempre está en manos de la inteligencia sino del que mejor sabe mover los hilos.
La descendencia de Pedro III y Catalina II la Grande, es Pablo I (brevemente, sería zar, pero su hijo dió un golpe de estado, y se lo arrebató). Catalina II, tuvo una hija con uno de sus múltiples amantes pero murió siendo niña, además de, tener varios abortos.
En la serie, bueno, en páginas que han subtitulado los capítulos, cometen el error frecuente de afirmar que Pedro I o Pedro el Grande, es el padre de Pedro III, cuando la realidad, es su abuelo. Quizás, por eso, lo habéis nombrado en vuestra crítica, y de ahí, la confusión.
Espero haberos aclarado ambos detalles. Gracias por todo vuestro trabajo.