Sus virtudes son también sus defectos.
El título vaticina el devenir del espectador ávido de ALGO MÁS.
THE SLEEPERS es un drama de espionaje ambientado a finales de 1989 en Checoslovaquia. Es sobrio, austero y su ascetismo se traslada a un guión demasiado parco y seco. Esta serie se va al extremo opuesto de lo que nos desquicia, que reposa en quitarle gravedad a todo. Bueno, pues the sleepers se pasa de rosca en sentido contrario, y no nos extrañaría que más de uno se hubiese quedado, como su título presagia, dormido.
Al hosco clima checoslovaco se le suma por añadidura un régimen excesivamente rígido que revierte en aumentar la aspereza natural de sus adustos habitantes. Todo rezuma severidad llegando, en algunos puntos incluso, a rozar el puritanismo dejando al descubierto su hipocresía. Casas inhóspitas acrecentan la sensación de un comunismo que reparte equitativamente bajo los mínimos de dignidad humana. Los medios de producción en manos del Estado han demostrado quedarse a medias a lo largo de la historia.
TRÁILER y SINOPSIS OFICIAL DISPONIBLE AQUÍ
La trama comienza en Londres, en octubre de 1989: El imperio soviético se está desmoronando y el matrimonio formado por una violinista profesional Marie (interpretada por Tatiana Pauhofova) y un académico Viktor (interpretada por Martin Mysicka), que se vio forzado a huir de Checoslovaquia en circunstancias dramáticas 12 años atrás. La pareja vuelve a su ciudad de origen: Praga. Marie quiere ver de nuevo a su familia y, a pesar de que Viktor siempre ha estado en contra de regresar, un buen día cambia de opinión movido por la recepción una extraña carta de remitente conocido.
Ya en Praga, se ven inmersos en un extraño accidente. Marie acaba siendo una mujer atrapada entre los dos mundos que suponen la Seguridad del Estado y los disidentes. Poco a poco se ve obligada a descubrir secretos inesperados guardados por ambos bandos.
Con esta crítica subrayamos su falta de adaptación a los nuevos tiempos globalizados. En ningún caso queremos dar a entender que sea mala o superficial, pero sí queremos destacar su extremado ahorro emocional. Los personajes no desprenden nada, dejando al espectador tan duro como ellos. No hay simpatía ni empatía, nos limitamos a observar a un conjunto de personas pasando por situaciones explicadas en las largas lecciones históricas que aborrecimos en su momento. No podemos trasladarnos a su situación ni traerlos a nuestro cotidiano. Falta, a nuestro entender, pintar el lienzo común emocional de unión entre ellos y nosotros. Es difícil trenzar los universos de mundos tan alejados aún estando en el mismo planeta, y para lograrlo se requiere una comprensión emocional más allá de los límites puramente geográficos o temporales. Trazar el perfil psicólogico de los personajes requiere la experiencia psicológica que se nos niega con las distracciones de lo cotidiano. Por ello, muy difícilmente, se logra acercar planetas tan diversos, alejados y paradójicamente tan similares y cercanos.
No es una serie atemporal, sino que hay que verla desde su origen. Relata la historia desde su cronología, a su manera, con su lenguaje. Si te gusta, bien... y si no, es tu problema. Puede pecar de muchas cosas, y de hecho ya las hemos comentado, pero lo que seguro que no podemos decir de ella es que sa haya prostituido por el más mínimo aplauso o galardón, por satisfacer a un posible público o por cualquiera de los agujeros por los que acaban deshinchándose sus competidoras.
No es para nosotros, nos aburre hasta el éxtasis pero es totalmente respetable como producto a día de hoy. Nada que objetar más que nuestra insatisfacción como público ávido de mucho más.