¿Preparados? ¿Listos?
TOY BOY: bienvenidos al feudo de la filfa donde el dinero lo gobierna todo. Una patraña que se viste, o se queda en bolas, de feminismo socializado de ese que provoca precisamente que haya tanta misoginia, de ese que hay que combatir. Dominatrix en carrazos que fuman, beben, se drogan y no están dispuestas a amar. Frías, calculadoras han llegado a una posición socio-económica más que acomodada fruto de su desempeño laboral. Mujeres del siglo XXI, independientes y muy varoniles que con histriónico desaire y rencor histérico-histórico aplican el ojo por ojo, diente por diente.
"Humano, soy demasiado Humano, si fuera un animal sería más honrado. Me huele a podrido debajo del pelo será por el tiempo que hace que no pienso"
- Esta vez son ellos los juguetes. PFFFFF. Algunas aplaudirán la patética osadía. Nosotros arremetemos contra ella. No se trata de hacer pagar al macho deparándole el mismo trato que a las mujeres. El objetivo no debería ser el extremo opuesto cayendo en un más de lo mismo sino la inteligente integración de los conceptos en la sociedad. Esto va más allá de cuestiones de género, es sencillamente, una cuestión humana pero no demasiado humana sino humanista.
- TOY BOY va totalmente a la contra de nuestro mensaje. "¿Qué es lo que más deseas?" Déjanos decirte que si se trata de fiesta, dinero y sexo te vas a quedar como su protagonista: en una cárcel sin blanca y, rizando el rizo, totalmente en pelotas. Cuando la vida arremete con toda su mala ostia nada de lo anterior importa. Serán en cambio capitales todas las cosas que fiesta, sexo y dinero han alejado de ti.
- De alguna manera, TOY BOY pretende ser trascendental advirtiendo de lo anterior pero en la pesca de arrastre sólo se logra morralla. Mala estrategia de comunicación.
- Adquieren protagonismo todos los paquetes: unas actuaciones malísimas, como en casi todas las producciones de andar por casa. Nunca entenderemos esta manera de actuar en la que se pausa una frase justo en el medio como si no se acordaran de las líneas de texto. Todo encorsetado en un vocabulario que no pega ni suena real, un 0% no sólo en los torsos sino en los guiones. De verdad que hay que hacer algo para solucionar este ENORME fal(l)o.
- The beautiful people comiendo pipas es la imagen de la jet set española. La única finura es la del profiláctico que envuelve la pasión y entrega en algún plagio orgiástico de Eyes wide shut donde él es ella y ella es él.
Y a todo esto todavía no hemos contado que es la historia de Hugo Beltrán, un streaper que tuvo el infortunio de enamorarse de Macarena Medina y al que se le acusó y declaró culpable del asesinato del marido de esta VIP de Marbella. Si es que siempre nos lo han dicho, el amor es ciego y poderoso caballero es Don Dinero. Hugo Beltrán seguro que se enamoró de la cuarenton remendada a base de botox y otros arreglillos.
Misteriosamente, 7 años más tarde, el bufete de abogados Duarte y asociados, pide la revisión del caso Beltrán y se lo encasquetan a la becaria que naturalmente es monísima y seguramente se enamorará perdidamente del streaper y él de ella pero el idilio no podrá ser porque él es cliente y ella quiere ser una prestigiosa abogado y... culebrón a la vista.
Después de ver que Pablo Ibar sigue encerrado y viene la baby y con 4 chorradas logra que lo saquen de la cárcel... ¿Qué queréis que os digamos? Nada, ni nos interesa ni la recomendamos. No solo una serie inútil, sino también tóxica.
