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Críticas de SERIES ACTUALES inmediatamente después del ESTRENO - EQUIPO CEC
El 20 de marzo de 2020 llegaba a Netflix este drama deportivo para el que cec que estaba zampando capítulos. Una vez TERMINADA LA PRIMERA TEMPORADA, sí, somos unos enfermos, ya podemos traNsmitir nuestras impresiones.
"Un juego de caballeros" es una miniserie histórica desarrollada (escrita y producida) por Julian Fellowes para Netflix sobre los orígenes del fútbol moderno en Inglaterra. Se nota que es Fellowes, se respira distincción y caballerosidad en todos los planos aunque la nobleza de los personajes merezca una minuciosa inspección microscópica.
Esta primera temporada compuesta de 6 capítulos nos introducen en la Inglaterra de 1879.
Arthur Kinnaird (Edward Holcroft, "Kingsman") conocido como el "Primer Señor del Fútbol" es banquero y futbolista. Casado con Alma Kinnaird (Charlotte Hope) y a punto de tener un hijo, Arthur no tiene otra cosa en la cabeza que su próximo enfrentamiento en el campo de juego.
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Por otra parte, Fergus Suter (Kevin Guthrie, "Sunshine on Leith"), el nativo de Glasgow, considerado como el primer profesional futbolista pagado por jugar, junto a su inseparable amigo Jimmy Love (James Harkness) llegan a Darwen desde Escocia. Cuando las reglas prohibían expresamente remunerar a sus jugadores pues era un entretenimiento que había sido inventado por y para caballeros, un equipo local de trabajadores de la fábrica de algodón y propiedad de James Walsh (Craig Parkinson), hace caso omiso de las normas.
En los incios del fútbol, un deporte amateur inventado y dominado por la clase alta, una clara brecha entre jerarquías se abría a pesar de compartir el mismo amor por este deporte y el deseo de la mayoría, no de todos, de establecer unas reglas de juego que no entendieran de estratificación ni estatus.
No obstante, las pautas eran claramente clasistas en cuanto a la percepción de pecunio por parte de los jugadores se refería pues la demanda física de los obreros en el desempeño de sus labores era muy superior a la de las clases pudientes. Los magros salarios no les permitían mantener una alimentación consecuente con su gasto calórico diario y las largas jornadas laborales de las fábricas derrotaban, antes de empezar cualquier enfrentamiento, a los equipos humildes.
Nos choca el poco protagonismo del que gozaban las estrellas del momento que se mezclaban con la población, que sudaban a la par que los demás y eran equiparados al resto. Ciertamente se les reconocía unos dotes particulares pero todo quedaba ahogado por las duras jornadas laborales. Un fútbol muy reactivo en sus inicios, más cercano al rugby por su violencia y donde el espacio, la estrategia y la disposición de los jugadores en el campo empezaron a cobrar importancia cuando Fergus Suter introdujo los pases aéreos. Kinnaird por su parte tuvo que desplegar su visión global y echar mano a nuevas tácticas de juego.
"Solo podrás jugar bien cuando tu vida privada esté en orden", palabras de Kinnaird.
La Federación estaba compuesta por todo el equipo de Kinnaird, los "Old Etonians" incurriendo en multitud de ocasiones en el error de aplicar las leyes en favor de su equipo, un claro abuso de poder que ningún ente superior podía castigar.
Una serie que no está exenta de amarga ironía mostrando la elegancia del juego de los trabajadores de las fábricas en contraposición a la brutalidad del de las clases altas y la nobleza de los corazones de los primeros frente a la codicia y recelo de los segundos cuando hubiéramos quizás apostado que sería al revés. Las clases altas manteniendo una posición conservadora que evitase a toda costa hallar el punto de convergencia en el campo que anulase las cunas de oro o madera igualando a los hombres en el campo.
Un contexto social como la Inglaterra de finales del siglo XIX y que, ante las repetidas crisis económicas y en particular la del gremio de algodoneros, NECESITÓ de una pasión que los mantuviera vivos por dentro cuando todo su alrededor se hundía. Cuando todo estaba perdido, cuando ya no quedaba nada por lo que luchar, el fútbol siguió levantando pasiones y alentando a toda un clase social que lo había dado todo por perdido.
"Un juego de caballeros" se sale de cualquier tendencia en la actualidad seriéfila aunque si repasamos las últimas series venidas de Inglaterra veremos que este país va un poco a su rollo. Dramas de época es lo que más generan, los contextos históricos sirven como escenario para cualquier desarrollo.
"Un juego de caballeros" nos ha parecido una exquisitez a pesar de nuestra reticiencia inicial. Teniendo en cuenta su progresión horizontal que nos va descubriendo los efectos de una crisis en varios ámbitos profundizando a la par en todos ellos, podemos decir que se ajusta a nuestra manera ideal de proceder en cualquier narración. Nos ha gustado, por supuesto, la ambientación en la que Fellowes no iba a decepcionar, el relato no carece de interés ni emotividad y la comicidad a la que tan alérgicos somos, está totalmente ausente del panorama.
Recomendable, recomendada y no solo para los amantes de lo clásico sino que todos aquellos que estén en búsqueda de drama encontrarán su pedacito de cielo en esta serie.