40 DÍAS, 40 SERIES- ESPECIAL CUARENTENA
Críticas de SERIES ACTUALES inmediatamente después del ESTRENO - EQUIPO CEC
Netflix estrenó ayer viernes 20 de marzo de 2020 "VAMPIROS", la nueva serie en cuyo mástil ondea la bandera francesa y ya nos hemos zampado más de la mitad de la primera temporada. Hay sed de sangre y mucha más de series. En estos momentos una raza acaba de explotar sobre la faz de la tierra a la par que se han ido endureciendo las medidas de confinamiento. Como los zombies, los seriéfilos andamos con los ojos en blanco a la caza de más series. Como los vampiros la sed de series nos mueve y la ingesta nos deja en un trance extasiado.
Vampiros... la francesa Vampires "Il n'y a pas pire"
17 años atrás Martha Radescu (Suzanne Clément) puso punto y final a la relación entre la comunidad vampírica de Paris, la familia Nemeth, y su familia. Su marido Redouane había fallecido dejándola embarazada de Doïna (Oulaya Amamra) y a cargo del pequeño Andrea Radescu (Mounir Amamra).
La matriarca de la familia Nemeth es Csilla (Kate Moran a la que ya vimos en "CANNABIS" disponible en Filmin) y su hijo, Ladislas Nemeth (Aliocha Schneider) parece haber desarrollado una extraña fascinación por Doïna ya convertida en una joven parisina de 16 años.
De una antigua relación Martha tiene dos hijos más: Rad (Pierre Lottin) e Irina (Juliette Cardinski) ambos chupopteros porque el vampirismo se transmite por los genes y no por la mordedura como siempre se ha creído. Andrea y Doïna son hijos del cruce de un vampiro con un humano y en pricipio no han desarrollado la "enfermedad" pero cuando Doïna deja de tomar la medicación que su madre le prepara para evitar la expresión de los genes vampíricos, asistimos al despertar de sus nuevos poderes. La excitación de su sed de sangre pone en peligro a sus amigos y en particular al galán que la corteja Nacer (Dylan Robert) al que se quiere comer vivo
NUESTRA CRÍTICA
Doïna resulta ser un vampiro de un nuevo género: mestiza o híbrida. Su frágil equilibrio explota cuando el desadormecimiento de su instinto sanguinario estimula y aviva sus instintos básicos, un primitivismo que caracteriza a la serie.
Las historias de vampiros no suelen ser nuestra elección en el menú. V WARS nos pareció insoportable, DRÁCULA correcta y la que nos ocupa no deja de ser una historia de una adolescente que no pertenece ni a un lugar ni a otro. En tierra de nadie, hace aparición una nueva especie mitad una cosa, mitad otra con los poderes vampíricos y sin sus debilidades pero con las debilidades humanas o no.
Apreciamos el intento de devolver el protagonismo al relato, nos gusta la manera en que está filmada, sin florituras, sin escenas 6D de efectos especiales y con el recato de una serie humilde que nos lleva de vuelta a los orígenes de las producciones.
Seremos testigos de la manera en la cual Doïna aprende a vivir con sus nuevos poderes, el florecimiento de la adolescencia con todas las complicaciones que ello conlleva. La presión familiar de la que todo adolescente es víctima, que dicta una comportamiento y una reglas con las que el nuevo proyecto de adulto puede ya no estar de acuerdo. La expresión de una personalidad y de un caracter que no tiene por que ir en línea con el que se ha recibido por educación.
Finalmente la no aceptación de los cabecillas que se ven relegados a una posición secundaria, a una pérdida del poder o del control. Sus bases vitales ya no se ven aplicadas y hay una puesta en tela de juicio de su propia manera de vivir, de sus equivocaciones, de sus aciertos, del bien, del mal y de sus logros.
En la adolescencia no sólo cambia el cuerpo y el alma de la persona en (trans)formación sino que todo su alrededor muta a la par. Florecer o marchitarse, esa es la cuestión y de cada uno depende.
En el caso de Doïna, como en el de muchos de nosotros, el primer reflejo es el de esconder la verdad, POR MIEDO a su madre que siempre se ha mostrado firme ante la toma de medicamentos para anular el gen del vampirismo y que sus hijos tuvieran la vida normal QUE ELLA NO TUVO. Es un "error" muy común entre la población querer darle a sus hijos las opciones de las que ellos no pudieron disfrutar pero tienen que entender que ese amor que muestran hacia sus retoños debe cambiar cuando ellos expresan una voluntad propia. Deben tener en consideración la elección y preferencias de la nueva persona que está desarrollándose y no deben coartar su crecimiento ni castrar su curiosidad. Pueden avisar y estar alerta de los peligros pero no de los errores pues el bien y el mal nacen de los valores y principios de uno mismo.
Pensábamos que la serie no tenía mensaje y nos equivocamos, a la vista está. Nos fuimos a dormir vacíos y la noche ha operado una suerte de sortilegio que nos ha abierto los ojos y esperamos poder hacer lo propio con todos aquellos que se dispongan a visionar "Vampiros". Es una buena época, ya que estamos todos encerrados en casa y sin poder salir, para promover el diálogo y la comunicación familiar. Para ahondar en las necesidades de cada uno, para abrir la mente, para fomentar la comprensión sentida y no solo oída. Ver vampiros en familia puede crear esa chispa que rompa el hielo hacia una interacción más que necesaria, seguro.
No es una gran serie pero si sirve para lo anterior, ya será más grande que las mejores producciones de Hollywood. Buena suerte y ánimos.
SÍ AL DIÁLOGO, SÍ AL AMOR INCONDICIONAL, INCLUSO CUANDO LO QUE APRENDEMOS NOS RESULTA INSOPORTABLE. Una manera de amar es también poniendo punto y final a unas expectativas.