Un jingle para seguir difundiendo el feminismo social
Igualdad de género: la mujer puede llegar a ser tan estúpida como el hombre
Nos ha sorprendido la grandiosa aceptación y alabanza de los gigantes de la comunicación de este país en relación a la nueva serie de Movistar Plus. Una aceptación que sospechamos forzada e interesada. Una cosa es que la serie sea pasable y esté bien, y que incluso nos hayamos reído con algunas salidas, y otra cosa es calificarla como la más inteligente del año...
¿Perdón? Vamos a no ser muy malpensados sobre los intereses con Movistar Plus que mueven a algunos grandes medios, y vamos a pensar que en este país tenemos otro defecto: y es que cuando algo se sale de la norma, tendemos a magnificarlo desmesuradamente, exponiéndolo a la caricatura, y cayendo inevitablemente en la ridiculez.
Las cosas claras y el chocolate espeso. "Vida Perfecta" no es un bodrio. Las actuaciones son correctas: nada del otro mundo, pero correctas. Todo tiene un toque supuestamente natural que atraviesa con fluidez al espectador. No da la sensación de tener situaciones muy forzadas, a parte de las necesarias para desencadenar unos hechos de ficción...
A medida que nos adentramos en sus entrañas, encontramos un entretenimiento que viste las mejores galas del feminismo panfletario: superficialmente provocadora. No en vano, la responsable es Leticia Dolera, uno de los "grandes referentes de dicho movimiento en este país...".
Sumergirse en "Vida perfecta" es estar en la piscina de los niños: tocas fondo en toda su amplitud. Las partes que cubren están destinadas a otro público, el mayor. Sintiéndolo mucho y discrepando, como de costumbre, con el consejo de sabios y entendidos críticos, no es ni mucho menos LA serie más inteligente del año, y no sabemos si llega ni tan siquiera a ser minimamente inteligente, pues se contenta con relatar la historia de María (Leticia Dolera), su hermana y polo opuesto Esther (Aixa Villagran) y la tercera en discordia Cris (Celia Freijeiro).
Un triángulo particular formado por estas tres mujeres treintañeras cuya situación vital difiere la una de la otra:
- María: en su recién estrenada soltería, le aparece un kinder sorpresa en forma de embarazo, producto de una tarde/noche de colocón. Para nosotros retrata la estupidez humana mucho más que la supuesta liberación de la mujer, y en ningún caso debería ser motivo de orgullo ni razón para hacer apología de la misma.
¿Reivindicación de la posibilidad de hacer con su cuerpo lo que se quiera? Quedarse preñada de un desconocido, sólo movida por el deseo de ser madre sin que responda a nada, es una estupidez. Y aunque muchas defenderán su derecho a la maternidad (que no negamos en ningún momento), el ser madre porque sí es ridículo. Para nosotros, ser madre soltera no es sinónimo de liberación. Por otra parte, el sexo de una noche sin protección es claramente sinónimo de retraso que nada tiene que ver con la libertad. ¿Qué nos intentan colar? No entendemos el mensaje, a menos que sea que la mujer puede llegar a ser igual de idiota que el hombre: igualdad de género. Existe la posibilidad de una vuelta de tuerca de guión que todos hayan entendido salvo nosotros. Otorguemos, pues, el beneficio de la duda. - Esther: la hermana de María... ¿creativa o sencillamente es una ironía? Lesbiana proclamada y orgullosa de serlo. No nos molesta la homosexualidad de nadie, y sin embargo detectamos un olorcillo a podredumbre que proviene de tirar de la cuerda estereotipada. No vamos a negar que el personaje nos ha sacado un par de carcajadas en sus sesiones fotográficas que más que creativas rozan la excentricidad (de nuevo no mezclemos términos, el excéntrico NO tiene porqué ser automáticamente creativo) pero tampoco nos parece que responda a un patrón de conducta convincente. Es un más de lo mismo donde Dolera nos explica aquello que ya sabemos o que vemos cada día. No hacía falta.
- Cris, casada con su marido, sus hijos, su hipoteca. Típica "succesfull business woman" que tiene que hacer malabares para cuidar de su casa y de su prole. Está claro, el tipo de mujer clásica encuadrado. No obstante, nos explican lo que de puertas para adentro le ocurre a la protagonista. Ese jardín no tan secreto a estas alturas de la historia, pues ya se han encargado de difundirlo y normalizarlo los interesados (a varios niveles) en la materia:
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- "ser madre no significa dejar de ser mujer"
- "¿Goodbye al deseo sexual después de la treintena?"
- "Persigue tu propio orgasmo"
- "Tócate"
- "¡Sí al porno para mujeres!"
- "Conoce tu punto G"
- "Descubre los placeres del sexo anal"
- "Nada está mal en el sexo anal"
- etc...
Cris no deja de fantasear con tener sexo, pero sin que por ello quiera aumentar su descendencia. Ante un marido cansado, un joven desconocido se le aparece como nueva fantasía sexual... bueno... ¿Qué queréis que os digamos? Es una chuminada, y nunca mejor dicho.
Sin ir más allá, la serie se queda en el acá: en aquello que ya sabemos y que vemos todos los días. Nos explica sus secretos pero sigue sin responder a la pregunta que todos deberíamos hacernos al menos una vez en la vida ¿Por qué somos como somos? ¿Por qué hacemos lo que hacemos? No, sencillamente hacemos, vamos y venimos, nos distraemos y vemos pasar el tiempo, igual que las protagonistas de "Vida perfecta". No duelen pero no brillan, y pasan a formar parte de la inmensa mayoría, con sus particularidades tan "mainstream". Reafirmar, fomentar y normalizar la ridiculez hace que más personas se sumen al carro. Pero recordemos que, por muchos adeptos que se tenga, no significa que aquello sea cierto, ni bueno ni motivo de orgullo. Sin embargo, poder explicar el porqué de los motivos debería ser una de las razones para querer explicarle al mundo por qué tanto feminismo. Entonces preguntemos correctamente ¿Por qué tanta reivindicación? ¿Por qué tanta necesidad de gritarle al mundo, de destapar, de airear? ESA ES LA VERDADERA SERIE FEMINISTA QUE HAY QUE HACER: LA QUE RESPONDE Y DENUNCIA con fundamento yendo a buscar la razón original.
No puede ser brillante si se queda en la superficie, porque para poder resaltar la brillantez hay que profundizar en lo cotidiano, y no sólo limitarse a narrarlo. Es entretenida, como tantas otras. Y por mucho que la hayan alabado, sentimos comunicar que este medio no se suma al jolgorio. Es una serie monda y lironda como lo que ya ha sido hecho. A saber las razones de tanto bombo y platillo. Y, por cierto, tener las ovaciones de Cannes, visto lo visto (un desfile de modelos a ver quién pilla qué, es decir TODO LO CONTRARIO a lo que supuestamente debería pregonar el feminismo) no debería ser motivo de orgullo sino de vergüenza. Hace tiempo que Cannes se sumó al prostíbulo mundial del que nosotros, no queremos ser promotores.