"White House Farm" es una miniserie de Itv, la televisión británica, cuya trama relata el drama basado en los acontecimientos reales que tuvieron lugar en Essex en agosto de 1985.
6 episodios que narran la investigación criminal que se llevó a cabo sobre lo que ocurrió la noche del 7 de agosto cuando toda la familia Bamber fue presuntamente asesinada a tiros por Sheila Caffell que posteriormente se suicidó.
Neville (Nicholas Farrell) y June Bamber (Amanda Burton) aparecen muertos junto a su hija Sheila Caffell (Cressida Bonas), supuesta homicida, y sus nietos, los mellizos Nicholas y Daniel Caffell. Sheila y los niños habían sido llevados a casa de sus abuelos por Colin Caffell (Mark Stanley) para pasar el verano.
Sheila con graves trastornos esquizofrénicos es acusada por su hermano adoptivo Jeremy Bamber (Freddie Fox) de haber cometido el horrible crimen.
Una encuesta policial se pone en marcha donde el responsable de la misma, el detective Taff Jones (Stephen Graham, "Boardwalk Empire" "This is England" "Taboo" "El Irlandés" entre muchas otras), y el investigador Stan Jones (Mark Addy, "Juego de tronos" "Jericho" "The Full Monty") no logran omitir sus diferencias personales y ponerse de acuerdo sobre la culpabilidad o inocencia de Sheila.
Una serie que trata de recomponer minuciosamente la desastrosa investigación policial y el conflicto de intereses personales de los componentes del cuerpo policial. Magnificamente ambientada como suele pasar con la ficción británica, "The White house Farm" nos traslada en un doble viaje al Essex de los años 80.
Sobre la previsibilidad de la serie no tenemos mucho que argumentar pues se basa en hechos reales por lo que la crítica no tendría mucho sentido. No obstante, sí que da pie a reflexionar sobre la profesionalidad de la policía pues si los espectadores ven claramente que los acontecimientos encierran al gato, ¿Cómo es posible que se mareara tanto la perdiz? Por supuesto que a toro pasado, somos todos toreros pero aun así hay indicios que se presentan como un elefante en una cacharerría: imposibles de ignorar. Con la mosca detrás de la oreja, el único que mantuvo su empecinamiento en busca de pruebas temiendo que se cerrara la investigación habiendo dejado escapar al criminal real fue Stan Jones.
En nuestra opinión "White house Farm" es un tostón de considerable magnitud por el que no logramos interesarnos más allá del capítulo 2 cuando ya las vemos venir. Aún así llegamos CASI al final de la temporada, presentando bandera blanca en los albores del quinto capítulo. Como siempre nos ocurre con lo británico, y a pesar de la magnifica producción de esta serie, hay una barrera inquebrantable que nos termina produciendo un inexplicable sopor. No es la falta de acción o de diálogo sino la falta de profundidad del conjunto vacío. El relato de los hechos, como constantemente repetimos, debe servir para destrabar verdades ocultas. Nos suelen dar igual los spoilers o los finales de serie si durante el camino hemos gozado de los hitos relfexivos con los que se nos ha ido alimentando. En este, como en muchos casos, no hemos encontrado nutrientes más que para la curiosidad que nunca ha sido nuestra fuente de motivación.
Por otra parte el personaje de Stephen Graham nos ha llegado a sacar de quicio así como su interpretación. Uno tiene ganas de molerlo a palos ante la constante negación de la evidencia. Si ese era el objetivo, el actor merece todo tipo de ovaciones. Los demás personajes están bien trazados y el de Jeremy en particular pues sólo con verlo uno ya desconfía. De soslayo se trata el tema de la adopción que hubiese sido un buen filón sustancial a explotar. Numerosas son las ficciones que han indagado sobre la mente enferma de los psycho killers y que han hallado una relación entre la sociopatía y la desvinculación que los niños adoptados experimentan de sus familias de acogida.
Claro está que no se hubiesen ceñido al guion inicial pero igual hubiesen salpimentado con un poco de gracia este conjunto dramáticamente insípido.
Los fans de las encuestas criminales inglesas encontrarán su tocinito de cielo en esta. Nosotros cada vez nos reafirmamos más en que las divergencias culturales que se palpan en los primeros minutos, van abriendo una brecha abismal que nos imposibilita la conexión, comprensión y apreciación de nuestros amigos ingleses.