Filmin, de rebajas de verano
ESTOCOLMO, ESTACIÓN CENTRAL" ("Box 21"), disponible en este enlace de Filmin España en VOSE, es la adaptación de la novela homónima de Anders Roslund y Börge Hellström sobre la trata de mujeres y la venganza de una joven rumana forzada a ejercer la prostitución en Suecia.
Una joven rumana llamada Lidia Amariei (Ioana Ilinca Neacsu) es atraída hasta Suecia por su recién conocido novio Lucian Manea (Cristian Bota) con las falsas promesas de una vida mejor. Antes de llegar a su destino, descubre que el trabajo de camarera no existe.
Lidia es conducida a un hotel cochambroso para ejercer la prostitución, el oficio más antiguo del planeta, como dirán algunos. Junto a las demás in-voluntarias, entre las que se cuenta su vecina de habitación Alina Lazariuc (Anda Sârbei), serán tratadas como un pedazo de carne con ojos, una muñeca hinchable de carne y hueso cuyo uso y disfrute está al servicio de adorables padres de familia.
El nombre de "Janus" y el terror que siembra su figura parecen doblegar la voluntad de las chicas con sólo nombrarlo. Lidia es la única que desafía a su fatal fortuna y urde un plan secreto para dejar atrás toda esta vida de miseria.
En paralelo y sin guardar relación alguna, el oficial de alto rango Ewert Grens (Leonard Terfelt) persigue incansablemente a Jochum Lang (Joakim Sällquist) un hombre peligroso que es también responsable de un accidente que afectó personal y directamente la vida de Ewert y por el cual ya cumplió condena. Durante la misma conoció a Sam Shirazi (Bahador Folardi), un criminal de medio pelo al que sus jefes encomiendan matar.
Ewert junto al oficial de policía Sven Sundkvist (Kristofer Kamiyasu) se verán absorbidos por el maquiavélico plan de Lidia así como el resto de Suecia. ¡Vengaza!
CRÍTICA DE LA SERIE ESTOCOLMO, ESTACIÓN CENTRAL - CEC SERIES
Resuena la obra de Lukas Moodyson "Lilja 4-ever" 2002 que no podemos dejar de recomendar una vez más a todos nuestros seguidores.
El plano que tanta repugnancia causó en "Lilja 4-ever" se repite en "Estocolmo, estación central": esa escena donde la cámara enfoca al abusador desde la posición de la víctima mientras éste arremete estocadas en pleno desenfreno lujurioso. No se ve nada, sólo la cara extasiada del perpetrador.
El problema es que un plano tan bueno se malgaste en una producción tan mala como es "Estocolmo, Estación central". El impacto emocional que causó en su día Lukas Moodyson no ocurre en esta ocasión. Y no porque haya pasado el tiempo y seamos más cínicos, sino porque esta serie no trata de la prostitución sino que la toma como telón de fondo y se sirve de ella para motivar una investigación policial, más mala que el sebo.
"Box 21" ("Estocolmo, Estación Central") es la narración de dos historias burdamente escritas y previsibles hasta el último punto. Exasperante y ofensivo el bajo nivel con el que se presenta esta investigación criminal.
Los actores son un desastre absoluto: Ioana Ilinca Neacsu, en su terrible interpretación, es lo más parecido a una superheroína cuyo plan sale a pedir de boca, logrando manipular a todo el cuerpo policial. Mientras, el espectador se echa las manos a la cabeza de lo OBVIO que resulta el "engaño". Sin embargo, la policia sueca se lo come con patatas. ¡Venga ya!
Leonard Terfelt como protagonista tiene menos carisma y aplomo que el jefe de policía de "Znaki", que ya es mucho decir. Kristofer Kamiyasu va rebotando de un lado para otro y no se sabe para qué se ha creado su personaje que no aporta absolutamente nada.
La historia paralela de Jochum Lang es lamentable. Un tipo sin escrúpulos que no tiene miramientos a la hora de liquidar a nadie, pero que se detiene ante la "simpatía" de Sam Shirazi, que resulta ser un payaso que nos saca de quicio. Decir, de paso, que Joakim Sällquist, a pesar de que le haya tocado una boñiga de papel, despunta como talento interpretativo. Ojalá lo podamos ver en más ocasiones junto a un reparto decente. Igual que Simon J. Berger al que ya vimos en la excelente "Exit", también disponible en Filmin: un buen actor enrolado en esta magna gilipollez de serie.
Corrupción, mafias, tráfico de todo tipo, muertos y una habitación llena de rehenes en el sótano del hospital. Todos estos elementos sólo para formar una estupidez que no merece la pena sintonizar. De tan mala que es, perdimos 2 veces la conexión a internet, y no es broma. El router tuvo un par de ausencias repentinas.
Como hemos dicho, el principal problema de la serie es que no trata de dar a conocer ni desenmarañar las redes de prostitución, sino que son la excusa para montar una investigación policial. Y hasta ahí. No habría problema si el guión no fuera tan obvio y, por supuesto, tan malo que ni siquiera los actores tienen espacio para lucirse.
No sirve ni como entretenimiento y, sintiéndolo mucho, en esta ocasión no podemos apoyar esta producción que nos trae filmin. Por muy escandinava que sea y lo mucho que nos suele gusta el estilo del norte, esta vez va a ser que no.
¡¡¡Buena crítica!!!
Gracias por avisar a incautos como yo de semejante truño