Las chonis de Parla, Hache y Belén, junto al director de cine americano "Braian de Parla" nos han hecho pasar algo más que un buen rato.
Belén (Marta Martín) acaba de volver de Gandía. Ya en Madrid va a visitar a su amiga Hache (Saida Benzal) de la que se separó 5 años atrás sin mediar palabra. El reencuentro es extraño y frío, sobre todo porque cada una interpretó el alejamiento de una manera distinta.
Hache "trabaja" en una tienda de cómics, Belén es aspirante a actriz. Ambas forman un tremendo dúo dinámico que saca una inevitable sonrisa.
Los padres feriantes de Belén, no sabiendo que está de regreso, alquilan el piso a una familia de ecuatorianos. Belén se ve obligada a buscar piso dándose de bruces con Oli (Brays Efe, "Paquita Salas"), todo un cuadro y no damos más detalles.
Mientras tanto, Hache deberá superar la ruptura con su novio que la dejó por una china. Esta nacionalidad que tratará a toda costa de evitar, la perseguirá a lo largo de toda la primera temporada sorprendiéndola en los lugares más inesperados.
CRÍTICA DE LA SERIE POR H O POR B - CEC SERIES
No vamos a negarlo, a pesar de la pereza y, todo sea dicho de paso, los prejuicios con los que encarábamos esta "españolada", nos hemos desternillado de risa y no hemos podido parar de verla hasta terminar la primera temporada.
La serie nos recuerda a "grasa", con un mismo tema subyacente: la crítica mordaz de la modernidad y el postureo. Esta vez de la mano de Belén y Hache, dos "chonis" de Parla de toda la vida que se han mudado a uno de los barrios más fashion, trendy de la muerte de Madrid.
Sin una trama definida y acotada, las protagonistas viven sus vidas poniéndonos a nosotros por testigos. No hay nada que deban hacer, sólo vivir y surcar este nuevo mundo que no es más que una recuperación de todo lo antiguo bajo una nueva etiqueta: la "vintage". Las batas de la abuela, los cortes de cazuela, las gafas de pasta de los 60, el botijo cuya tecnología es de lo más puntera y justifica su elevado precio, la reconversión de las bolsas de agua caliente en cualquier otro instrumento, los monos de trabajo, etc. "XHOXB" martillea con un goteo incesante todos estos ejemplos reutilizados bajo un nuevo rótulo más "cool". Un lavado de cara que transforma un botijo en tendencia. El cambio de idioma al inglés para describir, remasterizar y relanzar nuevamente los clásicos al mercado. ¿Cómo sacarle pelos a una calavera? Food porn o las cortezas.
La pareja de protagonistas está más o menos acertada. Por momentos no podemos evitar explotar de risa, sobre todo con el batido de placenta en el restaurante Hare Krishna o el "Braian de Parla" director de cine americano. Hay cuñas muy bien metidas con un toque de humor cítrico que ponen de manifiesto la incultura sin hacer apología de la misma (véase la confusión de la bandera Mahou 5 estrellas con la China).
El desfile de rarezas sexuales como la máscara de Bojack Horseman, la exposición de la virgen en el sexshop, o las fiestas que acaban en bacanal con "un marica y 5 tías" no son más que una salida del armario. No es que ahora la modernidad haya promovido las extavagancias sino que las excentricidades hace 50 años eran del orden de lo privado y ahora no. Ha habido un destape en varios ámbitos que ha ido destensando la sociedad esapñola a partir de los 70. Como siempre ocurre con la "ley del péndulo", de un extremo se pasa al opuesto. El próximo movimiento social será nuevamente el lado contrario, con menos vehemencia que la represión franquista, como respuesta al "despipote" que llevamos. Léase, teñirse los pelos de los huevos de color rosa.
La liquefacción de los valores, promovida por el "Y ¿Por qué no?" y la búsqueda de los 15 minutos de gloria favorecido por la redes sociales que sacan del anonimato a unos pocos, han hecho descarrilar el tren de la liberación. Cuanto mayor sea el desvarío, más probabilidades se tiene de despuntar. Las identidades se mezclan, la persona se convierte en personaje y ahora tenemos un desfile de enanos y gigantes, de particularidades y microcosmos que también vienen reflejados en "XHOXB", como la "veguisexual".
La ardua búsqueda de vivienda es uno de los temas recurrentes en la ficción española. Vimos cómo en "Valeria" y "Grasa", se explotaba el tema ridiculizando, y no es de extrañar, la situación de los jóvenes a la hora de intentar encontrar una manera de independizarse. Unos precios absurdamente hinchados vuelven el "derecho a la vivienda digna" una postura política panfletaria que se da por supuesta y con la que todos se llenan la boca pero por la cual nadie hace nada.
Tampoco pudimos evitar hacer un recopilatorio de los momentos con más gracia que concuerdan con los mismos que le vimos a "Grasa": la envolada lírica del entendido en arte frente a la lápida rotulada por Hache. Posturetis por aquí, exabuptos por allá y "La monja jamón" convertida en pieza de arte mientras en la sala de espera del médico la Sra. Macia Pajas junto a Elena Nito del Bosque conforman un choque cerebral que nos traslada desde el humor más afilado al más tosco y básico.
Y luego están los gags con menos gracia que se concentran el personaje de "Johnny" (Javier Bódalo) apodado así de pequeño por "Johnny el niño" que no es Johnny sino Billy. "Pues ya ves, llaves y candados", "Si no comes pollos, no comes pollas".
La hermana de Hache así como sus réplicas no tienen. Con un clásico, "Rubia de bote, chocho morenote", se dedica a pelar pollos por la mañana en la pollería y a de-pelar gente por la tarde en una sala a parte pero también en la pollería. Saul Goodman a la española.
Un conjunto de elementos muy spanish pero conjugados con una gracia y una frescura cañi totalemente inesperada.
¿Dónde está el baño de atrezo?
En panadero desconocido
Son palíndromos "Sometamos o matemos" y "La ruta natural". PALIN ¿Qué?
En definitiva tanto si eres delgado como grueso tienes apéndice y "XHOXB" no deja indiferente.
Gracias por la serie y las risas el último capítulo m ha encantado