El último (o La última carcajada) está basada en el cuento El abrigo de Nikolai Gogol, y nos cuenta la historia de un viejo y bonachón portero de un lujoso hotel, (magistralmente interpretado por Emil Jannings) que por su avanzada edad es denigrado a trabajar en el lavabo.
Este cambio realmente no sería tan dramático de no ser porque el hombre hacía gala de un soberbio y despampanante traje de portero que le hacía sentirse respetable y le permitía lucirse con distancia y categoría en su barrio de gente humilde.
Grande y gordo, con el abrigo de portero de hotel puesto lo era aún más. Parecía una autoridad, y todo el mundo le admiraba (y le tenía mucha envidia) y su familia se sentía orgullosa de él. Pero nada se puede hacer contra los caprichos de la edad, y al mostrar dificultades para cargar una maleta demasiado pesada, el implacable jefe tomó nota y le sustituyó por uno más jóven el día siguiente, justo el dia del matrimonio de su sobrina. Descolocado y humillado, el pobre hombre se robó el abrigo para poder seguir sintiéndose respetado en su vecindario, sobre todo en un dia tan especial, pero como las mentiras suelen tener las piernas cortas, fue descubierto al dia siguiente limpiando el suelo del baño y su secreto se propagó rápidamente entre sus vecinos, que no mostraron ningún tipo de recato al deleitarse en el fracaso ajeno.
Que esta sea una grandísima película no tiene que ver necesariamente con que tuvo un presupuesto de récord para la época (60% del cual se lo llevó Emil Jennings por su interpretación), ya que el aporte del director de fotografía, Karl Freund, por ejemplo, es extraordinario por su nivel imaginativo más que por los recursos empleados. La puesta en escena ideada por Murnau, que requería de muchos movimientos de cámara, fue posible gracias a las soluciones imaginativas de Freund, como poner la cámara en una bicicleta o en una silla de ruedas para hacer travellings, o crear una especie de steadycam rudimentario para seguir a los personajes y mostrar puntos de vista revolucionarios. Pero para mí el momento más grande de la película cinematográficamente hablando es (como va a ser otro), cuando el portero se emborracha en la boda de su sobrina, cae dormido, tiene un sueño, y luego se despierta con un tremendo resacón. En estas escena hay grandes momentos de delirio que Freund filmó a través de vasos, vidrios con vaselina, o lentes deformadores que expresan esos momentos de ensoñación de una manera ingenua pero preciosa, porque ¿qué mejor que filmar a través de un vaso para exppner el punto de vista de alguien con resaca? Aquí les dejo con parte de esta secuencia:
Pero volviendo a la historia...Según lo que he leído sobre El último, todo parece indicar que Murnau quería hacer una crítica al militarismo dándole al traje del portero elementos de uniforme militar que lograron burlar la censura. Pero yo la verdad no lo he visto de esta manera, porque en esta historia la moraleja no está tan clara. Ni siquiera en el epílogo donde se le da un giro inesperado a la historia se condena la frivolidad del portero o la tontería de los vecinos que le respetan solo por ir uniformado. Por eso pienso que el valor de esta historia está precisamente en evitar emitir un juicio de valor y limitarse a caricaturizarnos como somos. Pero en cualquier caso, júzguenlo ustedes mismos y disfruten de este peliculón.