Un general celoso le dice a su esposa que va a pasar el fin de semana fuera de la ciudad. Poco después de irse, vuelve y con una voz que busca disimular la suya, llama a su propia esposa desde afuera diciendo: “Ya tu esposo se ha marchado, déjame pasar”.
A Buñuel le gustaba contar esta anécdota real cuando hablaba de Él, situación que finalmente no incluyó, pero que hubiera podido estar perfectamente. La paranoia, los celos y la obsesión interesaron enormente a Buñuel cuando leyó la novela homónima de Mariana Pinto y decidió rodar la película. Se esforzó enormemente y con mucho éxito en hacer de don Francisco Galván, el personaje principal de la película, una ejemplo clásico y real del paranóico (real, claro está, dentro de los parametros de un perfecto melodrama). Afirmó en varias ocasiones que fue uno de los personajes a los que más le metió de sí mismo, no sé si con ganas de provocar, pero lo que sí es un hecho, es que Él es una película en la que no sólo nos reímos, sino que reconocemos al paranóico que alguna vez hemos sido, al celoso que todos hemos sido.
Francisco Galván, interpretado magistralmente por Arturo de Córdova, es un hombre entre los cuarenta y cincuenta años, devoto, señorito ejemplar de la vieja guardia, autoritario y siempre con la verdad en la mano, con un sentido tan absoluto de la justicia que no dudaría un segundo en llegar hasta las últimas consecuencias si sintiese que se atenta en su contra. Por eso, cuando siente un flechazo por una bella joven, convencido de que es la mujer que había esperado toda su vida, no duda en robársela a un conocido con el que la joven estaba a punto de casarse. Es verdad que debido a su mirada penetrante, decidida y de ser superior, no le es fácil a la mujer en cuestión resistirse... para su desgracia.
Resulta que este hombre ejemplar a los ojos de la sociedad, este perfecto burgués, católico de confesión semanal, está también completamente desquiciado. Es paranóico y celoso hasta el extremo, violento, irracional e impulsivo. A pesar de que de las puertas de su casa para afuera esto es completamente desconocido, su esposa lo sufre en su primera noche de casados y cada día que pasa a su lado, hasta el punto que ya no sólo su sanidad mental sino su vida misma comienza a correr peligro.
Buñuel trata el personaje con maestría. Fijándose en los detalles, en las incertidumbres y las matices que dejan todavía una puerta abierta a la duda. Tal vez no a la nuestra, pero sí a la de los personajes que no le han visto en un de sus ataques. Personajes que no dudan en defenderle cuando la joven esposa pide su ayuda, ya que su conducta no es siempre tan ejemplar como la de ‘don Francisco’.
Buñuel siempre mencionaba Él cuando hablaba de sus películas preferidas. No voy a contradecirle. La actuación de Arturo de Córdova es genial. En sus ojos está a la vez el señorito, el niño inseguro buscando el apoyo de todos, y el celoso desquiciado, y las tres facetas pueden aparecer en cuestión de segundos. Una película muy bien lograda y un tema fascinante. La recomiendo, como siempre, enfáticamente.
