No soy fanático de Kubrick. Me parece un director con un talento extraordinario e innegable (y mejor persona), pero hasta ahí. Dr. Strangelove me parece de las mejores comedias que hay, pero La naranja mecánica y El resplandor me aburren hasta la náusea.
Tenía un excelente recuerdo de "The Killing", la tercera película de Kubrick y la primera en colaboración con el generoso productor James B. Harris, filmada en 1956. La vi por primera vez en un evento especial en Berlín. Especial porque la película la presentaba el ladrón de bancos más importante de la historia del crimen alemán. Hoy en día escritor y ex-convicto...
Como bien dice, Maurice, uno de los personaje de The Killing, los grandes ladrones suelen inspirar admiración, y un ladrón de bancos que se había escapado lanzándose por la ventana de un tribunal, me parece, efectivamente, digno de admiración. Pero la decepción llegó muy rápido una vez que el personaje comenzó a hablar y sus ínfulas literarias acabaron con cualquier atractivo que podía tener aquel hombre.
The Killing era la película preferida del bandido y luego de la insufrible lectura de un par de páginas de sus memorias comenzó la función.
Mi recuerdo era muy positivo. Film noir clásico, con excelente actuaciones, buenos diálogos y hermosa cinematografía. Pero ayer la vi para refrescar la memoria antes de escribir esta reseña y si bien cada uno de estos atributos se siguen aplicando, esto ocurre sólo de a ratos.
La peli comienza muy bien, con escenas de un hipódromo y una música tétrica y monumental que introduce perfectamente la atmósfera del film. La presentación de los personajes es también impecable. Una voz en off nos mueve del presente al pasado, con hora precisa, a lo largo de la planificación y ejecución del golpe. Un golpe que de triunfar le daría 2 millones a repartir entre los cómplices. Johnny, un ex-convicto recién salido de Alcatraz, es el líder y planificador. Lo ayudan Randy, un policía corrupto, Mike, barman en el hipódromo, Unger, un incondicional misterioso que poco tiene que ver con la trama además de adelantar un poco de dinero y prestar su piso, y George, un hombre con muy muy pocas luces, que por calzonazo, pone todo en peligro.
Se crea la atmósfera, se introducen los personajes, se glorifica el género gracias a fabulosos diálogos, se crea suspense utilizando el mencionado recurso narrativo de la voz en off, pero, como me ocurrió cuando conocí al criminal más exitosos que haya visto alguna vez, el encanto dura poco y la peli comienza a desinflarse. Los diálogos comienzan a parecer forzados, los personajes, caricaturas de ellos mismos, la trama, predecible. Sólo la música y la fotografía mantienen su nivel.
La recomiendo igual porque es una buena peli y estoy seguro de que por esa razón a muchos les gustara mucho más que a mí. Pero no es una obra maestra, es más bien un estudio de un film noir hecho por un talentoso cineasta que mejoraría mucho. Sólo por eso vale la pena verla. ¡Que la disfruten!
