Cuando nos propusimos colaborar con CeC en esta sección de cine y nos pidieron un concepto, los miembros de The Macuto Collective decidimos limitar nuestras contribuciones a hablar de películas en particular, de hacerles a los lectores una recomendación para el fin de semana, evitando los temas de cine en general, los ensayos acerca de cineastas o del proceso de creación cinematográfica. Esta decisión la tomamos para enfocarnos, ya que somos algo dados al descontrol y con tantos temas para escoger, hubiéramos terminado sufriendo para elegir uno y luego sufriendo un poco más para escribir sólo una página.
¿Por qué les cuento esto? Porque cuando decidí esta semana escribir acerca de una película de Charlie Chaplin, me di cuenta de que hablar de una película de este genio del cine es particularmente difícil porque es él mismo a lo largo de toda su obra. Pero no romperé la regla, hoy les presentaré “Tiempos modernos” y muy probablemente, la semana que viene, o dentro de dos semanas, presentaré “Luces de la ciudad” (1931).
Me decidí por una de estas dos, porque me parece que son, junto con “El dictador”(1940), las películas más ambiciosas de Chaplin, pero a diferencia de “El dictador”, son dos películas en las que el personaje del vagabundo -ese hombre de una bondad increíble, sin respeto alguno por la autoridad ni las convenciones, amante del ocio y los lujos a los que tiene alcance sólo a ratos, enemigo de la injusticia, valiente y cobarde a la vez- el personaje con el que Chaplin se ganó el corazón del mundo entero, brilla con mayor esplendor.
En “Tiempos Modernos”, el vagabundo comienza como trabajador en una fábrica, una pieza más en una inhumana línea de ensamblado que hace lo que tiene que hacer lo mejor que puede, pero que debido a la inescrupolosa ambición de sus superiores, jamás será suficiente. El hombre está destinado a perder los tapones y los pierde, y de qué manera.
Su locura lo lleva al hospital, y luego de una serie de confusiones, a la carcel, en la que se da cuenta de que está muchísimo más feliz allí que en las calles plagadas de paro y de miseria. Pero en la cárcel, habiendo esnifado cocaína por equivocación, frustra un intento de escape y se convierte en un héroe. Para su desgracia, lo indultan.
Una vez en la calle hace todo por volver a la cárcel pero conoce a una chica a la que intenta salvar, asumiendo la culpa de un crimen cometido por ella. Su estratagema no funciona y la policía se los lleva a los dos. Antes de verla a ella presa, se fugan los dos y se buscan la vida.
Como todos deben sospechar, cada uno de estos episodios es interpretado por Chaplin con una maestría de lo que sólo él es capaz. Haciéndonos reir con los gestos más inverosímiles e inesperados a cada momento, con bailes, sonrisas y movimientos que forman parte de una fabulosa coreografía.
“Tiempos modernos” es la segunda película realizada por Chaplin en los tiempos en los que ya el cine hablado había tomado Hollywood. Como ya deben saber, él no tenía ningún interés por el cine hablado, pero la presión de los estudios, incluso sobre él, era enorme. Y hacia el final de la película, todo parece indicar que Chaplín cantará. La chica le consigue trabajo en una especie de cabaret, el vagabundo escribe esmerado la letra de una canción, pero se da cuenta de que le es imposible memorizar las palabras. A la chica se le ocurre escribírselas en las puñetas, lo que parece que va a funcionar... aquí les dejo la escena.
Espero que disfruten con lo que es para mí una de las mejores escenas de la historia del cine, y que se animen y vean la película entera. La recomiendo más que enfáticamente.