Voy a escribir acerca de una escena genial de La vida de Brian de Monty Python, una de las mejores películas de la historia. Para los que no la hayan visto (les recomiendo enfáticamente que lo hagan), resumo muy brevemente...
La película narra los últimos días de la vida de Brian, un chico que nace el mismo día que Jesucristo (en la casa de al lado) en Judea bajo la ocupación romana. Su vida es como la de cualquiera hasta que un día, a raíz de una serie de malentendidos, las masas le confunden con el mesías, y correrá su misma suerte.
La tierra santa, por aquellos días, era un sitio delirante en el que cualquier loco con tono didáctico y algo que decir era escuchado y posiblemente venerado como el Mesías. Jesucristo siendo uno más entre muchos. Como es sabido, gobernaban los romanos, sofisticados en comparación con lo locales, implacables a la hora de imponer su idea de civilización aun cuando esto significara tener que crucificar alegremente a centenares de personas al día. Por todas partes proliferaban grupos terroristas que luchaban contra los invasores desde la clandestinidad. Brian, que odiaba a los romanos tanto como cualquier otro (a pesar de haber sido el fruto de una noche de pasíon pactada y cobrada entre un centurión y su madre), por amor a una mujer, se une al "Frente Popular de Judea", una de esas pintorescas pandillas que luchaban contra el imperio. Son ellos los protagonistas de la escena que quiero comentar.
Tómense un minuto y véanla, les aseguro que no se van a arrepentir.
La genialidad de esta escena, dejando a un lado el extraordinario talento interpretativo de John Cleese, Eric Idle, Graham Chapman y Michael Palin, está en como los Python logran plasmar en pocos minutos y con un gran sentido del humor un fenómeno tan actual hoy como entonces, utilizando el contexto político y los grotescos personajes de La vida de Brian como telón de fondo. El discurso de Reg es el clásico discurso del radical idiotizado, ciego a la razón, que encuentra en cualquiera que sea el enemigo, mejor si es un imperio, la causa de todos los males y no quiere saber más. Y no es que los romanos no hayan sido unos hijos de puta, seguro que lo fueron, pero, como dejan en evidencia las inocentes preguntas de los conspiradores, de ahí a poder afirmar tajantemente que no habían hecho absolutamente nada por el pueblo de Judea hay un abismo.
Los romanos, los liberales, el capitalismo, la izquierda, la derecha, el sistema, los yankis... Desde los tiempos de Cristo nos hemos tenido que calar a estos idiotas. Monty Python los deja en evidencia y al mismo tiempo nos regala una carcajada intemporal.
Una vez más les recomiendo esta gran película, repleta de verdades expresadas con ese brillante sentido del humor.
A modo de curiosidad, decir que la película fué producida por George Harrison y que sin él, posiblemente no hubiera existido. Gracias por recordarmela aunque ahora siempre y con la que está cayendo, me acuerdo del : "always look on the bright side of life".
Saludos.