Son realmente ridículos este tipo de debates. Unos debates para los que los candidatos se preparan de la manera más absurda: buscándose coach, psicólogos que les motiven, visionando películas que les apasionen... como si se tratara de una especie de gladiadores que van a salir al 'ring' a despedazar con palabras a sus oponentes".
Les voy a contar algo... Algo, en serio, muy interesante, y que explica el mundo y "sociedad mediatizada" -hasta la médula- en que vivimos.
El ejemplo más claro de esto fue el "gran debate" del pasado lunes en Antena 3 y la Sexta entre los cuatro principales lideres políticos que aspiran a gobernar próximamente este país...
¿Y que es una sociedad mediatizada? Más claro el agua: lo vemos cada día, y tuvimos un ejemplo el lunes, una vez más en Atresmedia, con ese bochornoso espectáculo mediático que organizan unas cadenas de televisión con cuatro actores o líderes políticos que se supone han ido allí a algo así como a explicar algo nuevo y rebatirse entre sus diferentes aspectos y visiones de la política que llevarán a cabo si consiguen gobernar...
¿Sí? ¿Vieron ustedes algo de eso a lo que se supone que habian acudido? ¿Sí? ¿Seguro? Pues yo no lo vi por ningún lado...
Si les escuchas detenidamente, observarás que sus declaraciones son las mismas que llevan repitiendo desde hace ya ni se sabe cuánto tiempo en todos los demás debates y entrevistas que, diariamente -y de manera obsesiva- repiten por las diferentes cadenas de televisión.
Unas declaraciones calcadas a las que realizan en esos mítines de campaña en los que, como si se tratara -más que de personas- de autómatas que repiten, una y otra vez, como una voz en off, los mismos monólogos y las mismas consignas...
¿Y qué problema hay en repetir las mismas cosas? Pues uno muy grave: que repetir lo mismo día tras día, desgasta las ideas y el mensaje hasta dejarlo en nada, en algo aburrido e insustancial, en algo exhausto repetido por un autómata...
Autómatas: Si se observó bien a los 4 candidatos del debate, parecían autómatas. Autómatas soltando por su boca obviedades ya repetidas hasta la saciedad, nimiedades inconclusas, inexactitudes a porrillos, puras entelequias...
¿Y donde está el concepto mediático entonces?
Pues justamente ahí: en la gigantesca audiencia que es capaz de ponerse ante el televisor para ver ese bochornoso espectáculo mediatizado que les han preparado y, además, seguirles el juego después apostando por absurdos conceptos como quien ha ganado o quien no, quien llevaba corbata o quien no, quien llevaba traje oscuro o pantalón discreto, quién parecía nervioso y quién relajado, y demás cosas absurdas que se escucharon por boca de los presentadores...
Ridiculo totaaaaaaal. Y tengo que reconocer que ante esta boberia hubo un único ganador: Rajoy.
Sí, fue Rajoy. Porque no quiso tragar con una farsa mediática más que le haga perder, mucho más que ganar. Sí, ganó Rajoy, lo hiciera por lo que lo hiciera, ya fuera por ser viejo zorro, por cobardía o -menos probable- por coherencia. No tengo ni idea, pero al fin y al cabo se negó a participar en un innecesario circo que le haga crecer más los enamos de su propio circo...
Son realmente ridículos este tipo de debates. Unos debates para los que los candidatos se preparan de la manera más surrealista y absurda que he visto en mi vida: buscándose coach, psicólogos que les motiven, visionando películas y programas que les apasionen, aislados en sus casas o despachos y machacándose a tope en el gimnasio antes de salir como si de una especie de gladiadores que van a salir al ring a despedazar con palabras a sus oponentes se trataran.
¡¡¡Qué cosa tan ridícula y tan falta de sentido común la de intentar acometer semejantes misiones cargado de tetosterona politica, y no de simple serenidad, como en realidad se necesita para acometer cualquier tipo de diálogo!!!
Así que, para mi, el ganador fue ese viejo zorro -o como quieran llamarlo- que es Rajoy y que, ya fuera por cobardía u simple coherencia, la cuestión es que no se doblegó ante los muchos que le presionaban para que estuviera allí y se sumara al ridículo.
Dicen que dos es compañia y tres multitud. Pues cuatro.... Cuatro lo único que es, es un "guirigay de narices".
